Por
Andrés Pascual
Lo
normal es decir “este cayó de fly sin...” o “cayó del cielo y
no conoció a San Pedro...”, para casos de individuos que “se
desayunaron hoy con lo que dicen...”, o con lo que ven...
Resultados son resultados a fin de cuentas.
Sin
embargo, a ningún espadón, dirigente, ladrón, esbirro o plumífero
del castrismo, ni de allá ni de los que merodean como sembrados,
quedaditos o vividores de un “pedacito de todo” por acá, se le
puede aceptar esa gracia, porque lo planearon todo contra la moral,
la ética, la decencia, la honradez, la honestidad y el patriotismo
para conseguir lo que tienen: un país sin valores ni virtudes y un
ciudadano que no responde a los intereses históricos de la
nacionalidad, por lo tanto, medio cubano o fidelista “hombre nuevo”
completo. Como siempre digo, no son todos, pero sí la mayoría y la
bulla que hacen es grande.
Incluso
el concepto preso político se diluye ante esta nueva clase de
merodeadores de limosnas cada vez que a la tiranía se les ocurre
“meterlos pa'l tanque”; porque no se puede ser un preso político
o un expreso y condonar, incluso apoyar políticas de beneficio
dictatorial, digo, eso creo, por tal razón, no siento ningún
respeto por esta gente ni mucho menos miedo en desconsiderarlos como
“presos o expresos”.
Todo
bajo el castrismo es viejo, desde la suspensión por conveniencia
partidista de los conceptos moral y cívica, a la sustitución del
Normalista por el Makarenko con la peor intención, una vez que se
necesitaba corromper a la población, contaminarla para hacerla
reflejo (A IMAGEN Y SEMEJANZA), de la ralea en el poder.
Ni el asiento a un mayor de edad en un ómnibus, o a una embarazada ni la cesión del paso por decencia ni el uso apropiado del idioma ni la pronunciación decente, nada quedó vivo de lo que fue Cuba, de sus valores como país de clase y verguenza continental.
Resulta
que a cierto tipo, a quien preparan para el papel de Gorbachov en el
sainete de “los cambios”, lo “sorprendió” el desastre
nacional que es la Cuba de hoy en cuanto a escasez absoluta de
valores de educación social.
Miguel
Díaz Canel está sorprendido y al borde de “echarle la culpa al
Imperialismo y a la mafia de Miami” por lo que es responsabilidad
única de la horda.
El
país no necesita nuevas estrategias para recuperar lo que no puede,
sino dos motoniveladoras gigantes que, de Oriente a Occidente, barran
hacia el mar la mayoría de lo que respire o permanezca en la
plataforma; despúes, iniciar la siembra de gente, árboles, ríos,
mesas, taburetes... a ver si la contaminación no llegó al subsuelo
y “prende” otra sociedad.
¡Ah!
primero hay arrancarle la cabeza a toda la “nueva-vieja clase”,
sobre todo a la que se sorprende con la catástrofe que crearon,
comenzando por este títere tropical de Díaz Canel (si, como es
rutina, no lo purga Raúl por buena vida antes) y a su jefe de turno,
el SALUDADOR de Obama.
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