domingo, 15 de febrero de 2015

"LA RAZÓN DE SUFRIR..."


Por Andrés Pascual

El músico cubano más agredido por la tiranía, que no se exilió antes de 1989, fue José Manuel Solís y no hablo de golpeaduras por turbas creadas tanto por el bochorno hacia sí mismos, fruto de la incapacidad de aquella horda para retener como portavoces-estandartes a la genialidad, como por el escarmiento a otros que intentaran abandonar el infierno trasvestido en “paraíso de la clase obrera”.

Cuando un artista pierda el derecho de existir para un público que lo adoró, cuando le sea impuesto el cartel de “no persona”, entonces se debe pensar seriamente en la intención y esencia real de lo que significan tiranía dictatorial y su resultado en el sector cultural, que es sino la más viciosa y enfermiza represión a la creatividad individual, que convierte en “tabú” la sola mención del nombre prodigioso, practicada con la peor brutalidad física (Mariel y los mítines de repudio a Taillac, a Porcell o a Yolanda Cuéllar-golpeada y vejada inmisericordemente) o intelectual, desaprobando, blasfemando y prohibiendo su obra, cuando la víctima del progromo total intenta exigir “su espacio”, canon único del arte comprometido solo con su soberanía y las posibilidades de hacer la obra para el público deseado.

Pero la ausencia de moral, de valores de todo tipo dentro del totalitarismo castrista es tal que, durante los acontecimientos de 1980, al calor de las salvajes golpizas a indefensos cubanos cuyo único delito era escapar del infierno en que malvivían, se apropiaron de un número compuesto por Michael Porcell, decisión que hicieron pública por televisión, cuando Alden Knight, revanchista negro y espadón de la dictadura, fue designado para que explicara la razón del robo intelectual: “la Canción del Festival (se refería al de la Juventud y los Estudiantes celebrado en La Habana en 1978) la mantendremos difundiendo, porque le pertenece al pueblo, no al gusano que mal lo representó”.

El colmo de la bajeza y de la negación de valores y méritos por inanición del emprendimiento cultural y profesional, convertido en vicios político-militares por imposición tiránica. El comunismo no le abre espacios a la grandeza creativa, no puede, por eso lo contestatario tiene mucho más valor en países con semejante sistema, que la obra de esclavos sometidos por propia voluntad al experimento antisocial.

En la Cuba castrista, hasta hoy, MEME SOLÍS (Luisa María logró salir exiliada en 1967 ó 68) fue el más afectado por esa política aún vigente, porque, a mi juicio, ha sido el único compositor y arreglista capacitado por Dios para competir en igualdad de condiciones en el exigente mercado internacional desde los 60's hasta el presente; este hombre, al que seguimos con fidelidad religiosa todos los adolescentes de la década llamada prodigiosa fuera de Cuba, estuvo y, yo diría que está, en el nivel de los grandes compositores reconocidos internacionalmente desde entonces en español, y me arriesgo a proponer que el mismo de Manuel Alejandro o Manzanero.

A Meme Solís se le debe el gran homenaje como uno de los más prolíficos e importantes de la composición musical de la historia de los géneros bolero, balada y canción en Cuba: acompañante de Olga Guillot cuando todavía no se afeitaba; de Elena Burke durante los años en que actuaron juntos en el Club 21 del Vedado habanero; creador de uno de los mejores programas radiales de música y conversación de cualquier época del radio en la Isla, A SOLAS CONTIGO, por la emisora robada Radio Progeso, junto a Elena Burke y a Luis García q.e.p.d ambos y del Cuarteto Los Meme, constituido por diferentes voces hasta que logró que HÉCTOR, FARAH Y MIGUEL, junto al Maestro mismo, se proyectaran como agrupación tan popular en Cuba desde los Llópiz-Dulzaides, los Rivero y otros grupos vocales que se exiliaron antes de 1962; pero lo mejor, yo diría que única de verdadero profesionalismo desde 1962 hasta 1969, cuando la tiranía censuró a Meme porque “presentó para salir del país” (en el que debió quedarse como preso virtual hasta que pudo vía España a finales de los 80's) y desbandó al resto, después que sus tres ex-compañeros se esforzaran por mantenerlo, por poco tiempo, como el trío HÉCTOR, FARAH Y MIGUEL sin resultados satisfactorios; intento poco productivo que ratificó a Meme como la cabeza, la importancia máxima en el éxito del grupo y yo diría que hasta de la música juvenil de la época. 

Sin su presencia, sin su talento, el pentagrama musical cubano sufrió un disparo artero al corazón.


La Razón de Sufrir, un numerazo de Meme de los 60's, da pie para reflexionar seriamente en que esa ausencia a que se refiere el autor-intérprete más gustado entre la juventud cubana en todos los tiempos; juventud que ha sido la mejor catadora de talento en el sub-continente cada vez que la figura propuesta mereciera el tratamiento de extra-clase, ajustó perfectamente a todos los que perdimos al cuarteto y al director, dejándonos en la más exclusiva orfandad musical, por la imposición de decretos tan cretinos y salvajes como la propia cúpula de mando de la nomenklatura castrista histórica encargada de aplicarlos, posibles solo cada vez y donde la barbarie haya sometido a la civilización, bajo la bandera mentecata de la mentira y la confusión que genera en los incautos, por desgracia, siempre mayoría...

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