Por Andrés Pascual
El virulento, poco serio
y exageradamente ciego reportaje ante la historia lo REPRODUJO ¿Quién
si no el Nuevo Granma del Doral? Lo redactó Soledad Álvarez,
considerada brillante en algún lugar que busqué datos sobre ella,
no es casualidad que sea “gallega” (negadora del verso de Martí
sobre Carolina Otero “¿Cómo dicen que es gallega? pues dicen mal,
es divina...”) ni que pertenezca o haya pertenecido al staff de la
izquierdista RTVE. Lea el link y tendrá otra oportunidad de
aborrecer a los plumíferos castristas u opostunistas del
“extranjero”:
¿Qué es lo primero que
debe escribir un periodista “objetivo” cuando se refiera a
cualquier propiedad de uso particular previa a 1959 en Cuba? Al modo
mío de tratarlo y de cualquiera que sea honesto, “robada a...”
ni nacionalizada ni “la cabeza de un guanajo”, que nada que le
robó la tiranía a nadie es de uso “nacional”, mucho menos
propiedad con participación ni de los vecinos del barrio donde esté.
Tampoco la referencia
“...revolución de Castro derrotó a la tiranía de Batista...”
(la minúscula es a propósito), si no quiere extenderse con un par
de renglones “comprometidos y comprometedores”, deje el
señalamiento fuera.
Es curiosa la forma como
tratan al castrismo los reporteros de agencias radicados en Cuba,
mucho más suave y dulce que con paños tibios para nalgas de recién
nacidos; esa protección es resultado de la “autocensura” que,
por miedo, se imponen cuando conocen las reglas de un juego tan duro
que los obliga a dejar a buen recaudo del “valor de uso”,
cualquer recurso corajudo o de compromiso que necesita un periodista
para poder considerársele “grande del oficio”. Otras, a su
complicidad personal con la tiranía. En el 2011 abordé este asunto
en un material que puede leer debajo, del blog Balance Cubano tomado
de NUEVO ACCIÓN:
http://balancecubano.blogspot.com/2011/09/como-injertos-de-carne-nueva-en-huesos.html
En Cuba la verdad
confronta directamente a la mentira oficialista; por lo que debe
enfrentarse, en cuanto a la información o el comentario para
agencias internacionales, al filtro político de las propias
agencias, que los amenazan con sacarlos de la operación por voluntad
propia, o porque la cancillería cubana se los exige.
Hasta hoy, el famoso
compromiso, la valentía del representante del poderoso sector, se ha
visto muy pocas veces ante el caso cubano; pero, a sabiendas de lo
complicado del trabajo allá, la mayoría acepta las corresponsalías
y esconden, desde el teatro de los acontecimientos, lo que vale la
pena dar a conocer internacionalmente; después, cuando los boten o
cuando concluyan el período de trabajo asignado, es decir, cuando
estén fuera de Cuba, sin peligro para sus integridades civiles como
“Espada de Damócles”, cuentan “algo”, hacen menciones en
libros cuyos objetivos definidos son mercantilistas, con los que
persiguen notoriedad, fama individual y billetes, sin asomo de los
principios ni, mucho menos, solidaridad con las víctimas.
Para comentar y exponer
cualquier aspecto con respecto a Cuba, es de obligado perfil moral
revisar concienzudamente la realidad de “la Cuba de antes”, única
posible; quien intente abordar el asunto con visos comparativos con
la Cuba diezmada moral y materialmente de hoy, contaminando o
suprimiendo la historia, es sino cómplice circunstancial de la
vejación, el robo y el atropello.
Nadie tiene derecho a
transmitir mentiras e inexactitudes de esbirros de la tiranía para
lograr un “palo periodístico”, ningún representante de la horda
ha dicho la millónesima parte de una verdad nunca, entonces, el
material sobre Tropicana de Soledad Álvarez es un fraude, una
tomadura de pelo bestial sobre la historia del cabaré, de la
farándula y de la sociedad cubana antes de que la tiranía pisoteara
y liquidara a la República de Cuba y a los cubanos.
Yo no sé cuándo la
gente va a reaccionar sobre el timo “turista americano y Cuba”,
si ocurriera que los turistas americanos muertos de hambre o de medio
palo económico viajen a la Isla.
Sería una novedad,
aunque los comunistas de Castro y los de Obama pueden ser capaces de
fraguar cosas arriesgadas para desviar la atención, por ejemplo,
organizar convoyes de “obreros trabajadores de avanzada” desde
aquí; a través de la promoción hecha por activistas de ambas
tiranías con precios ridículos por paquetes y después informar que
“millones de ciudadanos “americanos” invadieron a Cuba para
saciar el hambre turístico, de más de medio siglo, que les ocasionó
el...embargo”.
Como el resto del turismo
extranjero en mayoría abrumadora: mexicanos, canadienses, españoles,
noruegos... los “yumas” de “apéame uno” tampoco están
capacitados para repletar las arcas de la tiranía, bien cuidadas por
voraces colmillos personalizados tras la Nomenklatura. Eso solo lo
logran con “la comunidá cubana en el exterior”, clasificada como
turista, de la que, posiblemente, por lo que lleva y por lo que
manda, uno solo sea “más rentable” que mil mexicanos o gallegos
“arrastrapanzas” juntos.
En Cuba nadie estaba muy
pendiente del turista antes de la debacle nacional, porque la moneda
estaba bien respaldada y pudo valer algunos centavos más que el
dólar; luego, el carnicero y el bodeguero eran propietarios y hacían
su dinerito con la moneda cubana circulante; exactamente igual que
Joaquín Sierra, dueño del cabaré que tuvo su apellido y una copia
a escala menor de Tropicana; que el del Brindis; el del Scherazada o
el del PARAÍSO BAJO LAS ESTRELLAS, que anunciaba desde el escenario
Miguel Ángel Blanco en varios idiomas y Bebo Váldés y su orquesta
interpretaban el número de César Portillo de la Luz, “NOCHE
CUBANA”, como tema de apertura del espectáculo diario.
El turismo norteamericano
hacia Cuba era duro, no de medio pelo, no buscaba el mar ni el sol ni
las palmeras (por lo general en las playas cubanas proliferaba la uva
caleta, no la palmera).
A La Habana iban tras el
atractivo capitalista, conocido y acostumbrado, que les ofrecía una
infraestructura imposible hoy por el dogma y porque la tiranía no
tiene valor ni interés en repetir tan graves “errores”, que
provocaron que una dictadura fuera depuesta por 4 peluses, sin
morirse casi nadie, en menos de tres años; agravado históricamente
por el dato “Batista duró menos que un merengue a la puerta de un
colegio...”.
El juego en los Casinos,
las carreras de caballos en el Hipódromo, las de perros en el
Cinódromo, el GRAN PREMIO HABANA de automovilismo Fórmula 1, el Jai
Alai, una cartelera de boxeo profesional con un par de peleas por el
ranking u otra por un campeonato, los Cubans Sugar Kings o un juego
de la Liga Cubana, solo por debajo de las Grandes Ligas en clase y
promoción....eso buscaban aquellos turistas que, por lo general,
estaban una o dos noches solamente en la capital de la ex Perla de
Las Antillas.
Una noche cualquiera de
cabaré con más de 50 figuras de nombre y fama internacional,
nacionales o importadas, entre las que podían disfrutarse a Olga
Guillot, Xiomara Alfaro, Blanca Rosa, Bertha Dupuy, Benny Moré,
Roberto Faz, Martha Pérez, Fernando Albuerne, Vallejo, Ñico
Membiela, Laserie...o a Ernesto Bonino, Katina Ranieri, Liberace,
Luis Aguilé, Agustín Lara (FOTO DIRIGE LA ORQUESTA DEL CABARÉ TROPICANA), Amparo Montes, Daniel Riolobos, Tony
Aguilar, Mario Suárez, Héctor Cabrera, el Indio Araucano, Antonio
Molina, los Chavales y los Churumbeles de España, Pedrito Rico,
Carmen Sevilla, Pablo del Río, Chevalier o Nat King Cole en la
capital, además de revistas en Tropicana como la del Lido de París
o el show de las Rocketees del Radio City Music Hall...incluso el
ballet de Alicia Alonso, que mantenían personalmente Marta Fernández
y el propio Batista con subsidios presidenciales para que pudiera
mantenerse con desahogo.
Un “director artístico”
de Tropicana, Armando Pérez, y una cantante del elenco, Idra, le
“informaron” a Soledad más basura que la acumulada en cualquier
calle habanera.
El tipo, traumatizado por
el efecto turismo americano, también le dijo a la plumífera que la
oferta de hoy era “más profesional y mejor que la de antes”, por
la complejidad del acto y porque sus soldados tienen “academia”,
como que no pasa un mes sin que envíen por lo menos 5 como
“intercambiados o quedaditos”, pues se supone que se tengan los
elementos suficientos para considerar al individuo como elemento sin
ninguna autoestima; como cualquier don nadie castrocomunista, un
insulto a la inteligencia.
La “corresponsal” no
ha oído hablar nunca de Rodney, el coreógrafo del cabaré, cuyos
shows fueron famosos por el profesionalismo y la improvisación tanto
como por las figuras notables, de fama mundial, importadas o
nacionales.
Rodney propició el
encumbramiento de LOS MUÑEQUITOS de Matanzas y de Merceditas Valdés
y ratificó a Celia Cruz cuando le encargó que sustituyera a Rita en
actos de ambiente afro ¿Por qué no se informó previamente? Porque
a nadie le interesa destacar lo cubano perdido, sino lo muy poco y
pobre en clase que la tiranía ofrece, porque cobran o militan al
lado de esos canallas.
Hay que tener en cuenta
que los Castro no pagan el estrellato, por lo que sería estúpido
suponer que ese lugar famoso, hoy por la propaganda más que por la
realidad, pudiera competir en clase artística con el local de una
época al que eran asiduos Marlon Brando, Bogart, Gary Cooper,
Rubirosa y cientos de figuras de fama y billetes, como dar por buena
con semejantes personalidades la gestión turística sin tanta
fanfarria.
Dice la corresponsal que
“se ven muy pocos cubanos de a pie en el público, porque cuesta 75
cuc y sus precarias economías no se lo permiten...” Sin embargo,
un buen survey entre mayores de los barrios marginales o pobres como
Carraguao, Pogolotti, Los Quema'os, Zamora, Los Sitios, Los Pocitos,
San Isidro...se imponía, para que cualquier “negro viejo” le
hubiera dicho “estuve 100 veces allí”. Para la próxima
encomienda puede hacerlo, o ver el documental HABANA PM, prohibido
por la tiranía, filmado en los bares del Puerto en 1961, porque no
hay un negro ni un blanco sin traje, cuello y corbata y cualquier
mujer, negra o blanca, vestida como su compañero en elegancia,
además, con una cerveza o un trago de ron en la mano.
Con la OFENSIVA
REVOLUCIONARIA de 1968 se fueron los clubes y cabarets del país, el
tirano los cerró todos personalmente; a las coristas y demás
empleados los mandó a estudiar en las Escuelas de Administración,
para que obtuvieran “un título digno y fueran alguien acorde con
la mentalidad revolucionaria”, Tropicana fue el primero; entonces,
en 1970, “rectificaron el error” y reabrieron el circuito, dicen
que hasta Salvador Allende preguntó por la Bodeguita del Medio y el
ex Paraíso bajo las Estrellas reinició las actividades con el show
LOS ROMANOS ERAN ASÍ, en el que utilizaron animales salvajes de
verdad.
Pero Soledad Álvarez
escuchó y transmitió la vibrante declaración de la cantante del
elenco, Idra, en que, “con el fervor y el entusiasmo del primer
día”, vomita sin apenarse, por descarada o porque lo desconoce
que: NI 50 AÑOS DE BLOQUEO HAN PODIDO CERRAR TROPICANA...
Que nadie lo dude, cuando
se pierde la identidad nacional (caso Idra) lo primero que se va es
la cara; en el de la corresponsal no, aunque PODEMOS le va a cambiar
hasta la forma de caminar, esa no tiene madre; así, NO TIENE MADRE.
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