Por Andrés Pascual
¿Cómo
es posible que en Cuba quieran alejarse de una realidad de dólares,
visitas del “norte” por tuberías, de visas americanas por cinco años para visitar USA, un juego de grandes ligas
dominical, una programación donde las únicas películas son de
Hollywood con menos de 2 años de estrenadas, de ropa “yuma todo el
mundo”, de Air Supply en el malecón y Beyoncé y Jay Z en la
Habana Vieja, de pisoteo de la Confederación de Países del Beisbol
del Caribe admitiendo a la tiranía, de “permiso del papá” para
que descubran unos y desempolven otros a Rolando Laserie o a Ñico
Membiela, mirando "culebrones coreanos"? Por favor... A todo eso agréguele: SIN REPRESIÓN ESTILO
ANTIGUO, es decir, ninguna:
Leyendo
el link que puse, debo concluir que esa gente no escapa de la
realidad “a mi manera”, ni su realidad es remotamente como la
mía, porque yo entraba al cine a dispararme un polín ruso para
salir y respirar agradecido a Dios de que no estaba viviendo en aquel
mundo, quiero decir, que las veía para asimilar mi realidad como un
estímulo CONTRA mi derrotada y miserable vida.
Sin embargo, es increíble que novelas coreanas desplacen en el interés popular a las brasileñas en Cuba.
Aquí
hay un canal llamado Pasiones que pasa novelas chinas y coreanas y no
tienen rating, no puede ser...
Entonces,
¿Qué metamorfosis sufre el pueblo castrista que ha provocado un
cambio de filosofía tan radical para una cosa y para otras no? Se
impone el análisis más que informar que las novelas coreanas
desplazaron a las brasileñas; ese debería ser el objeto de estudio
y comentario, porque, según todo el que “manda y viaja al paraíso
del proletariado zona tropìcal caribeña”, nadie quiere que le
envíen ni le lleven ropa ni zapatos del Asia china o coreana.
Definitivamente,
el castrocomunismo ha hecho tanto daño en Cuba que nadie sabe la
hora, con un reloj delante y el sol partiendo las piedras a mediodía.
Debo
aclarar que recuerdo alguna que otra película soviética aceptable
y califico de tremendas las de directores de países del Pacto de
Varsovia que después se exiliaron, incluso a Andrei Konchalonski, el
de los Amores de María, porque estaban muy por encima de la asfixia
partidista que les imponían como posibilidades,
tipo indudable de cine contra la creación grandiosa y hablo de
Miklos Jancso, de Milos Forman o de Román Polanski, por ejemplo, y
de filmes como la checa Alto Principio, la húngara Atentado a
Heydrich, las polacas Cenizas y Diamantes (actuada por un tipo con
clase que murió joven y le compararon con James Dean, Zbigniew Cibulski, en la foto con la co-protagonist Eva Krzyzewska en una escena de la película), o Trenes Rigurosamente Vigilados, la alemana La Muerte se
llama Engelchen y la también checa Los Amores de una Rubita; la
húngara Foto Haber fue una película disfrutable y varias de la
actriz Jana Bretchová.
No
hay dudas, estamos tan separados de la gente de allá que no somos un
solo pueblo ná'... en nada.
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