lunes, 9 de febrero de 2015

¿CENSURA, AUTOCENSURA, SIMPATÍA MILITANTE O BILLETES?

Por Andrés Pascual

El virulento, poco serio y exageradamente ciego reportaje ante la historia lo REPRODUJO ¿Quién si no el Nuevo Granma del Doral? Lo redactó Soledad Álvarez, considerada brillante en algún lugar que busqué datos sobre ella, no es casualidad que sea “gallega” (negadora del verso de Martí sobre Carolina Otero “¿Cómo dicen que es gallega? pues dicen mal, es divina...”) ni que pertenezca o haya pertenecido al staff de la izquierdista RTVE. Lea el link y tendrá otra oportunidad de aborrecer a los plumíferos castristas u opostunistas del “extranjero”:


¿Qué es lo primero que debe escribir un periodista “objetivo” cuando se refiera a cualquier propiedad de uso particular previa a 1959 en Cuba? Al modo mío de tratarlo y de cualquiera que sea honesto, “robada a...” ni nacionalizada ni “la cabeza de un guanajo”, que nada que le robó la tiranía a nadie es de uso “nacional”, mucho menos propiedad con participación ni de los vecinos del barrio donde esté.

Tampoco la referencia “...revolución de Castro derrotó a la tiranía de Batista...” (la minúscula es a propósito), si no quiere extenderse con un par de renglones “comprometidos y comprometedores”, deje el señalamiento fuera.

Es curiosa la forma como tratan al castrismo los reporteros de agencias radicados en Cuba, mucho más suave y dulce que con paños tibios para nalgas de recién nacidos; esa protección es resultado de la “autocensura” que, por miedo, se imponen cuando conocen las reglas de un juego tan duro que los obliga a dejar a buen recaudo del “valor de uso”, cualquer recurso corajudo o de compromiso que necesita un periodista para poder considerársele “grande del oficio”. Otras, a su complicidad personal con la tiranía. En el 2011 abordé este asunto en un material que puede leer debajo, del blog Balance Cubano tomado de NUEVO ACCIÓN:

http://balancecubano.blogspot.com/2011/09/como-injertos-de-carne-nueva-en-huesos.html

En Cuba la verdad confronta directamente a la mentira oficialista; por lo que debe enfrentarse, en cuanto a la información o el comentario para agencias internacionales, al filtro político de las propias agencias, que los amenazan con sacarlos de la operación por voluntad propia, o porque la cancillería cubana se los exige.

Hasta hoy, el famoso compromiso, la valentía del representante del poderoso sector, se ha visto muy pocas veces ante el caso cubano; pero, a sabiendas de lo complicado del trabajo allá, la mayoría acepta las corresponsalías y esconden, desde el teatro de los acontecimientos, lo que vale la pena dar a conocer internacionalmente; después, cuando los boten o cuando concluyan el período de trabajo asignado, es decir, cuando estén fuera de Cuba, sin peligro para sus integridades civiles como “Espada de Damócles”, cuentan “algo”, hacen menciones en libros cuyos objetivos definidos son mercantilistas, con los que persiguen notoriedad, fama individual y billetes, sin asomo de los principios ni, mucho menos, solidaridad con las víctimas.

Para comentar y exponer cualquier aspecto con respecto a Cuba, es de obligado perfil moral revisar concienzudamente la realidad de “la Cuba de antes”, única posible; quien intente abordar el asunto con visos comparativos con la Cuba diezmada moral y materialmente de hoy, contaminando o suprimiendo la historia, es sino cómplice circunstancial de la vejación, el robo y el atropello.

Nadie tiene derecho a transmitir mentiras e inexactitudes de esbirros de la tiranía para lograr un “palo periodístico”, ningún representante de la horda ha dicho la millónesima parte de una verdad nunca, entonces, el material sobre Tropicana de Soledad Álvarez es un fraude, una tomadura de pelo bestial sobre la historia del cabaré, de la farándula y de la sociedad cubana antes de que la tiranía pisoteara y liquidara a la República de Cuba y a los cubanos.

Yo no sé cuándo la gente va a reaccionar sobre el timo “turista americano y Cuba”, si ocurriera que los turistas americanos muertos de hambre o de medio palo económico viajen a la Isla.

Sería una novedad, aunque los comunistas de Castro y los de Obama pueden ser capaces de fraguar cosas arriesgadas para desviar la atención, por ejemplo, organizar convoyes de “obreros trabajadores de avanzada” desde aquí; a través de la promoción hecha por activistas de ambas tiranías con precios ridículos por paquetes y después informar que “millones de ciudadanos “americanos” invadieron a Cuba para saciar el hambre turístico, de más de medio siglo, que les ocasionó el...embargo”.

Como el resto del turismo extranjero en mayoría abrumadora: mexicanos, canadienses, españoles, noruegos... los “yumas” de “apéame uno” tampoco están capacitados para repletar las arcas de la tiranía, bien cuidadas por voraces colmillos personalizados tras la Nomenklatura. Eso solo lo logran con “la comunidá cubana en el exterior”, clasificada como turista, de la que, posiblemente, por lo que lleva y por lo que manda, uno solo sea “más rentable” que mil mexicanos o gallegos “arrastrapanzas” juntos.

En Cuba nadie estaba muy pendiente del turista antes de la debacle nacional, porque la moneda estaba bien respaldada y pudo valer algunos centavos más que el dólar; luego, el carnicero y el bodeguero eran propietarios y hacían su dinerito con la moneda cubana circulante; exactamente igual que Joaquín Sierra, dueño del cabaré que tuvo su apellido y una copia a escala menor de Tropicana; que el del Brindis; el del Scherazada o el del PARAÍSO BAJO LAS ESTRELLAS, que anunciaba desde el escenario Miguel Ángel Blanco en varios idiomas y Bebo Váldés y su orquesta interpretaban el número de César Portillo de la Luz, “NOCHE CUBANA”, como tema de apertura del espectáculo diario.

El turismo norteamericano hacia Cuba era duro, no de medio pelo, no buscaba el mar ni el sol ni las palmeras (por lo general en las playas cubanas proliferaba la uva caleta, no la palmera).

A La Habana iban tras el atractivo capitalista, conocido y acostumbrado, que les ofrecía una infraestructura imposible hoy por el dogma y porque la tiranía no tiene valor ni interés en repetir tan graves “errores”, que provocaron que una dictadura fuera depuesta por 4 peluses, sin morirse casi nadie, en menos de tres años; agravado históricamente por el dato “Batista duró menos que un merengue a la puerta de un colegio...”.

El juego en los Casinos, las carreras de caballos en el Hipódromo, las de perros en el Cinódromo, el GRAN PREMIO HABANA de automovilismo Fórmula 1, el Jai Alai, una cartelera de boxeo profesional con un par de peleas por el ranking u otra por un campeonato, los Cubans Sugar Kings o un juego de la Liga Cubana, solo por debajo de las Grandes Ligas en clase y promoción....eso buscaban aquellos turistas que, por lo general, estaban una o dos noches solamente en la capital de la ex Perla de Las Antillas.

Una noche cualquiera de cabaré con más de 50 figuras de nombre y fama internacional, nacionales o importadas, entre las que podían disfrutarse a Olga Guillot, Xiomara Alfaro, Blanca Rosa, Bertha Dupuy, Benny Moré, Roberto Faz, Martha Pérez, Fernando Albuerne, Vallejo, Ñico Membiela, Laserie...o a Ernesto Bonino, Katina Ranieri, Liberace, Luis Aguilé, Agustín Lara (FOTO DIRIGE LA ORQUESTA DEL CABARÉ TROPICANA), Amparo Montes, Daniel Riolobos, Tony Aguilar, Mario Suárez, Héctor Cabrera, el Indio Araucano, Antonio Molina, los Chavales y los Churumbeles de España, Pedrito Rico, Carmen Sevilla, Pablo del Río, Chevalier o Nat King Cole en la capital, además de revistas en Tropicana como la del Lido de París o el show de las Rocketees del Radio City Music Hall...incluso el ballet de Alicia Alonso, que mantenían personalmente Marta Fernández y el propio Batista con subsidios presidenciales para que pudiera mantenerse con desahogo.

Un “director artístico” de Tropicana, Armando Pérez, y una cantante del elenco, Idra, le “informaron” a Soledad más basura que la acumulada en cualquier calle habanera.

El tipo, traumatizado por el efecto turismo americano, también le dijo a la plumífera que la oferta de hoy era “más profesional y mejor que la de antes”, por la complejidad del acto y porque sus soldados tienen “academia”, como que no pasa un mes sin que envíen por lo menos 5 como “intercambiados o quedaditos”, pues se supone que se tengan los elementos suficientos para considerar al individuo como elemento sin ninguna autoestima; como cualquier don nadie castrocomunista, un insulto a la inteligencia.

La “corresponsal” no ha oído hablar nunca de Rodney, el coreógrafo del cabaré, cuyos shows fueron famosos por el profesionalismo y la improvisación tanto como por las figuras notables, de fama mundial, importadas o nacionales.

Rodney propició el encumbramiento de LOS MUÑEQUITOS de Matanzas y de Merceditas Valdés y ratificó a Celia Cruz cuando le encargó que sustituyera a Rita en actos de ambiente afro ¿Por qué no se informó previamente? Porque a nadie le interesa destacar lo cubano perdido, sino lo muy poco y pobre en clase que la tiranía ofrece, porque cobran o militan al lado de esos canallas.

Hay que tener en cuenta que los Castro no pagan el estrellato, por lo que sería estúpido suponer que ese lugar famoso, hoy por la propaganda más que por la realidad, pudiera competir en clase artística con el local de una época al que eran asiduos Marlon Brando, Bogart, Gary Cooper, Rubirosa y cientos de figuras de fama y billetes, como dar por buena con semejantes personalidades la gestión turística sin tanta fanfarria.

Dice la corresponsal que “se ven muy pocos cubanos de a pie en el público, porque cuesta 75 cuc y sus precarias economías no se lo permiten...” Sin embargo, un buen survey entre mayores de los barrios marginales o pobres como Carraguao, Pogolotti, Los Quema'os, Zamora, Los Sitios, Los Pocitos, San Isidro...se imponía, para que cualquier “negro viejo” le hubiera dicho “estuve 100 veces allí”. Para la próxima encomienda puede hacerlo, o ver el documental HABANA PM, prohibido por la tiranía, filmado en los bares del Puerto en 1961, porque no hay un negro ni un blanco sin traje, cuello y corbata y cualquier mujer, negra o blanca, vestida como su compañero en elegancia, además, con una cerveza o un trago de ron en la mano.

Con la OFENSIVA REVOLUCIONARIA de 1968 se fueron los clubes y cabarets del país, el tirano los cerró todos personalmente; a las coristas y demás empleados los mandó a estudiar en las Escuelas de Administración, para que obtuvieran “un título digno y fueran alguien acorde con la mentalidad revolucionaria”, Tropicana fue el primero; entonces, en 1970, “rectificaron el error” y reabrieron el circuito, dicen que hasta Salvador Allende preguntó por la Bodeguita del Medio y el ex Paraíso bajo las Estrellas reinició las actividades con el show LOS ROMANOS ERAN ASÍ, en el que utilizaron animales salvajes de verdad.

Pero Soledad Álvarez escuchó y transmitió la vibrante declaración de la cantante del elenco, Idra, en que, “con el fervor y el entusiasmo del primer día”, vomita sin apenarse, por descarada o porque lo desconoce que: NI 50 AÑOS DE BLOQUEO HAN PODIDO CERRAR TROPICANA...

Que nadie lo dude, cuando se pierde la identidad nacional (caso Idra) lo primero que se va es la cara; en el de la corresponsal no, aunque PODEMOS le va a cambiar hasta la forma de caminar, esa no tiene madre; así, NO TIENE MADRE.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario