sábado, 5 de julio de 2014

DE CÓMO COLOMBIA AFECTÓ LA COPA 2014


Por Andrés Pascual

Es difícil que un equipo deportivo que dispute un premio pueda ganar sin su mejor jugador, con excepción del beisbol, los demás deportes de conjunto necesitan al mejor para poder imponerse, porque la organización, la estrategia y la dinámica es diferente: sin Michael Jordan no existía el Chicago y la NBA disminuía un 25 % su calidad, a pesar del esfuerzo y de la voluntad por demostrar lo contrario.

Nadie puede ser hipócrita ante la evidencia, ni la prensa corrupta que cubre al balompié ni los señorones de la FIFA: la lesión de Neymar (foto), uno de tres grandes figuras del fútbol de hoy, es como aquella que sufrió su paisano Pele en igual nivel de importancia para las posibilidades de Brasil, que, a pesar de la clase individual de muchos de sus jugadores, no pudieron imponerse; porque, cuando se piede un jugador como el Rey, o como Neymar, se pierde la cabeza y el desconcierto y la frustración hacen mucho daño en los jugadores restantes, además de que alienta a la oposición, que manejarán a favor, basados en la pérdida de iniciativa enemiga, cualquier situación por difícil que sea. Si los brasileños lograran ganar esta, sería la más grande demostración de poder y energía síquica de todos los tiempos, que no lo dude nadie.

La peor Copa de la historia fue la de 1930, POR LA BAJA PARTICIPACIÓN QUE AFECTÓ EL NIVEL DE JUEGO, porque se produjo un boicot por parte de Europa, cuyas raíces estaban fuera de odios políticos o raciales, pero se comportaron como si existieran, entonces a Uruguay asistieron menos países que los que participaron en los 8vos de final de esta 2014, con los más fuertes sin jugar y Montevideo se llevó la primera que, según todo el que conoce el asunto, no hubiera podido con la oposición presente como Dios debió mandar.

La lesión sucia, salvaje, intencional y, presumiblemente ordenada por el técnico como parte, no de la estrategia, sino del bajo instinto nacido en la impotencia, ya está afectando el nivel competitivo de la Copa, porque, sin Neymar, Brasil no debe ganar, pero sin Brasil no hay brillo general, el mundo balompédico se reduce a derrotar a los cariocas en buena lid, para entrar en los libros de la leyenda, en los anales de la historia positiva del deporte.

Esta canallada de Zúñiga, comparable a la del portero alemán que lesionó gravemente al francés Jean B Baptistton durante los 80's, quedará en la historia como uno de los hechos detestables, indignos del deportivismo obligado: una Copa que va a disminuirse en brillantez, que mereció, por la calidad individual de las grandes figuras de clubes que iban a hacerla grande desde las eliminatorias hasta el último y gran partido final, mejor destino.

Hay gente de países marcados por un aura inevitable, socialmente hablando, degenerada, el estigma colombiano es avasallador como para que puedan sobreponerse y evitarlo.

En estos días se cumplieron 20 años de que un fanático mató a Escobar, valioso jugador colombiano, fue el reflejo del estado irracional de violencia que cundía al país, hoy, sin que ese estado se haya aplacado, un jugador estúpido, creído de que tenían que ganar de cualquier forma, al lesionar al astro brasileño a propósito demostró que la espiral de violencia en su país es tal que, ni conversando en La Habana durante casi 2 años, ni porque lo santigue el PAPA o porque los aplauda la CASA BLANCA, podrán hacer posible que la “civilización se imponga a la barbarie”. Lo llevan en la sangre, como cualquier criminal descrito en La Vorágine.

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