Por Andrés Pascual
Megyn
Kelly, Mona, Michelle Malkin, Ann Coulter, Greta... son mujeres
verdaderas, como mujeres y como patriotas, del staff de la cadena
FOX. Yo las considero brillantes, parte de lo que debe leer u oír
quien desee conocer dónde se inició el fin del mundo, o a Sowell, a
Carson, a Frank o a Douglas, americanos de piel oscura y corazón
henchido de orgullo por serlo, dispuestos a defender a su país a
cualquier precio que, contra los radicales-comunistas que asolan a
Estados Unidos, puede ser grande y peligroso.
Los
americanos conservadores padecen de un mal de fondo en el respeto
excesivo del oponente liberal, por lo general, gente baja, taimada y
sucia por la forma que emplean para “combatir”, y me refiero a la
poca utilidad, en los Estados Unidos de hoy, de la decencia a
cualquier riesgo, aunque sea verdad que “suena feo” la mal
llamada palabra obscena para nombrar la acusación obligada de rasgos
delincuentes y traidores, porque “puede afectarse la imagen del
país”; pero, la evasión del recurso es otra contribución a la
evidente pérdida de la batalla por la moral social, por concesiva
sin intención; porque llamar “traidor, radical, terrorista e hijo
de puta” a quien se comporte con su madre patria como, digamos,
Obama, que no tiene madre ni patria, por lo menos aquí; más el
grupo de blancos traidores y oportunistas que lo llevaron a la Casa
Blanca, lo reeligieron y quién sabe de qué otras fechorías contra
la nación pueden ser capaces o tengan en la mira para satisfacer sus
intereses filibusteros, no puede considerarse, precisamente, actuar
de forma indecente, injusta ni maleducada.
Resulta
que Megyn Kelly (Foto con Zafar), que no teme llevar a su programa a ningún liberal,
porque ninguno puede negar lo que la periodista le presentará como
pruebas irrefutables del desatre que han originado, que hace tres
semanas barrió el piso de su estudio con el antiamericano, comunista
y judío renegado Jon Stewart, también llevó a un
americano-musulmán, de nombre Harris Zafar, para que dijera cómo
ve, desde su posición abiertamente comprometida con el terrorismo de
Hamas, la crisis del Medio Oriente.
Después que la sabandija concluyó la acusación a Israel, crímenes de lesa humanidad incluidos, de presentar a Hamas como legítimo defensor del pueblo árabe “masacrado” por los judíos, de utilizar hasta palabras de Bin Laden para justificar el asesinato terrorista contra inocentes de aquí, porque, según aquella rata, “pusieron en puestos políticos a los que dirigen al país con su voto”. Megyn ripostó con el elemento a mano siempre para diferenciar al pueblo americano de cualquier otro del mundo: “nuestra Constitución”, que no exige que se mate a quien no simpatice con nuestros ideales, ni le solicita a la población que extermine pueblos enteros para imponer nuestra ideología ni nuestras tradiciones...
Sin
embargo, lo que Megyn no le dijo al tipo fue que esa Constitución es
tan generosa, tan práctica y justa que, basado en ella, la traición
y el antiamericanismo han logrado establecerse como la fuerza
directriz del país, elaborando desde las altas esferas políticas un
plan de atentado contra la nacionalidad, contra la moral y contra el
poder.
En
fin, por esa cordura tradicional que convierte al estadounidense en
un dechado de autocontrol, porque son conservadores y semejante
actitud o conducta los hace gente decente, muy lejos del relajo del
liberal-comunista, fue que Megyn Kelly no tomó por el cuello al
individuo y le escupió en el hocico: “HIJO DE PUTA, MIRA SI ESTE
PAÍS ES GRANDE, QUE SE HA DADO EL LUJO DE PONER A DIRIGIRLO A UNO DE
USTEDES, COMO TÚ, NI AMERICANO NI PATRIOTA Y, COMO TÚ, TERRORISTA
DE IDEAS, DE APROBACIÓN Y DE HECHOS...”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario