martes, 17 de diciembre de 2013

CANDELA AL JARRO HASTA QUE LARGUE EL FONDO



Candela al jarro hasta que largue el fondo

Por Andrés Pascual
En  el mundo de hoy, el concepto "respeto por las superpotencias" se limita a buscar  compromisos de no agresión basados en el desorden y el relajo de países cuya  moral se puede barrer en las calles principales de sus capitales.
A  los grandes se les debe temer, filosofía conocida desde el medioevo a través del  clásico filosófico-literario El Príncipe, de Maquiavelo. Y si un país poderoso no es capaz  de hacerse respetar imponiendo el miedo, entonces pierde el control hasta de su  propia existencia...
Las  bases del capitalismo mundial se tambalean, porque, en igual medida, sucede con  sus máximos representantes: Estados Unidos e Inglaterra, quizás por la forma  como sus poblaciones alternan partidos de gobierno en el poder con tendencias  ideológicas peligrosas incluso, no tienen una conducta sólida contra los males  interiores; entonces, protegidos por leyes que nunca debieron existir, basadas  en el respeto a derechos por los que no han hecho méritos sus enemigos  intestinos por el incumplimiento de deberes obligatorios, los comunistas, los  antimonarquía, los extremistas radicales, los socialistas de izquierda o los  liberales se les convierten en una tromba cuyo único objetivo es destruirlos  como instituciones e imponer el caos, la anarquía y el absolutismo de estado de  nuevo tipo, con nuevas reglas y nueva dirigencia; es decir, el verdadero  neo-esclavismo socio-político-económico.
Las  poblaciones de países del llamado Tercer Mundo, dirigidas por lideres fantasmas  hechos en el Primero y hasta residentes en este, están convencidas, por medio  del discurso inflamatorio de mercaderes ideológicos como comisarios políticos,  que ninguna nación es suficientemente fuerte como para hacerlos desistir de sus  ideas de dominar a "los grandes": como una vulgar embestida de Atila al frente  de los Hunos, Irán amenaza a Estados Unidos e Israel con "van a ver lo que es una  verdadera guerra" y a Gran Bretaña con el ataque a su embajada en Teherán,  montada en las oficinas del liliputiense que tienen por primer mandatario como  vocero de los Ayatollas, que ni van a la guerra ni creen que la vida en el más  allá sea cierta, porque ninguno se ha inmolado en la historia de estos  peligrosos parásitos.
Siria masacra, como antes Libia, al pueblo sublevado y la acción de "los más  grandes" se limita a "convencer" al inoperante organismo de Naciones Unidas para  que imponga sanciones a un gobierno que, moralmente, se cayó; sin embargo, para  mantener vivo su afán imperial, para exigir con el apoyo al criminal aliado su  zona de influencia, la Rusia de Putin, neo-estalinista con cuatro hambergueras y  un par de plantas para embotellar Coca-Cola, se opone a cualquier tipo de  bloqueo, lo mismo de armas como su principal proveedor, que económico por la  Liga Árabe. Igual sucede con Corea del Norte y China.
Con  una "corriente ideológica" nacida en el partido demócrata y enriquecida con  todas las tendencias antiamericanas que cohabitan Estados Unidos, como el  revanchismo negro (musulmán o no); con la nueva ralea antiamericana de  "ilegales" que reclaman status de residencia; con el apoyo de la media y el  gremio artístico, incapaces de reconocerse como americanos en el sentido decente  del término y con el patrón de apoyar lo que les sirva como patente de corso al  desenfreno de sus vidas, heces en medio de la más absoluta decadencia moral; con  el apoyo de ciertas clases vivas oportunistas para quienes solo interesa el  crecimiento de sus fortunas en detrimento del sentimiento sublime como patria,  bandera, religión y fidelidad, contribuye el gobierno actual de este país a azuzar los  ánimos de quienes buscan, a como dé lugar, su destrucción.
La  única posibilidad de arreglar el asunto con Irán, con Siria o con quien sea, la  única esperanza del mundo verdaderamente libre, está en la decisión de Estados  Unidos e Inglaterra de borrar del mapa a quien ose imponer filosofías que hagan  diana en otro y en otro… por duro que suene; definitivamente, la intención de  esos reaccionarios es circular que, a aquel que hizo que se le respetara ayer,  hoy se le pueden dar nalgadas.
Con  Obama al timón del gobierno de Estados Unidos, por supuesto que no es posible  arreglar el potaje: si este individuo logra reelegirse, si la parte  preocupantemente creciente de población bananera de aquí, por oportunismo  histórico o por escuchar los cantos de sirena renovados, lo vuelve a poner en la  Casa Blanca por otros cuatro años, nadie sabe qué será del mundo en el período.
Si  volviera a ocurrir, que nadie se queje por lo peor, que se advirtió una vez y no  escucharon: a rezar y que "el Señor nos sorprenda confesados".

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