martes, 17 de diciembre de 2013

LA QUINTICA DE SAN ANTONIO DE LOS BAÑOS (1963-1966)



La Quintica de San Antonio de los Baños (1963-1966)


Por Andrés Pascual
De la orquesta Aragón se sabe casi todo: de Cienfuegos, fundada en 1939 por Orestes Aragón, el papel de Lay y de Richard en el desarrollo como “Los Estilistas del Cha Cha Cha”, el “gancho que resultó el baile de Felo Bacallao, que llegó a la charanga en 1959 después de haber cantado con las Estrellas de José A Fajardo, otra agrupación de punch antes de la debacle de 1959, que también difundieron el ritmo de Jorrín, incluso su director creó piezas legendarias del ritmo como Los Tamalitos de Olga o Miñoso al bate.
A la Aragón la presentó en sociedad en La Habana Germán Pinelli, que le solicitó a Enrique Jorrín que le compusiera el inconfundible tema musical  ”Ponle el cuño, que es Aragón”.
La Orquesta de Neno González, El Pachá, recobró el interés que había perdido entre los bailadores en 1962, gracias a la renovación del repertorio y a las inclusiónes de Vito Rey como bolerista y coro, de Carlos, hijo de Neno, en el coro (después iría como cellista a la Siglo xx de Alfaro Pérez) y, sobre todo, del sonero Ignacio Carrillo, el original Masacote, que había sido cantante de Chapottín y sus Estrellas y de René Alvarez.
Además de un par cantados por  Orlando Contreras durante su estancia en la charanga, el último gran éxito bailable de Neno había sido El Diablo Tun Tun, sin embargo, compuestos para el programa que inauguraron en 1962 en Cadena Habana, los números Cha Cha Cha Bururú, El Brete y Se secó el manantial anunciaban que la Aragón tendría fuerte competencia durante la década y así fue.
Los sesentas, a partir de 1961, experimentaron un “boom” de la música nacional en el país, no por la calidad de los grupos y los cantantes, que algunos la tuvieron, sino por el cierre que le aplicaron a la categoría pop internacional; es decir, solo bajo condiciones impuestas de no selección, un adolescente cubano podía ser capaz de cerrar un sábado en la playa de Marianao bailando con Chapotín, con el conjunto Bolero en en Salón Mambí de Tropicana, aplaudir a Pello el Afrokán, repletar un teatro para ver a Los Zafiros, o llegarse hasta San Antonio de los Baños, a La Quintica, a “echar un pie” con el mano a mano entre La Aragón y Neno González dominicalmente hasta que, a finales de 1966, entraron al radio del país la balada europea en español y, en 1967, parte de la Invasión Británica como The Dave Clark five, The Hollies o The Herman Hermits. La música cubana bailable había perdido la batalla por culpa de la tiranía, porque el abandono del músico nacional, algunos glorias indesteñibles del pentagrama mundial como Ignacio Piñeiro, Chappotin, Chocolate, La Aragón o Melodías del 40, fue más unas rebelión contra el orden político asfixiante que el rechazo, propiamente hablando, al pentagrama criollo y sus intérpretes.
Como acostumbraba, para no perder audiencia desde que grabaron  éxitos de los 5 Latinos o de durante los cincuentas, La Aragón lo intentó otra vez con Tom Jones o con algunas versiones de Los  a originales de los 5 de Dave Clark, pero esta vez no pudieron, porque lo político decidió en contra de la charanga cienfueguera, incluso del conjunto de Roberto Faz que también lo intentó y no regresaron más al sitial de popularidad que nunca perdieron ni en Nueva York ni en Venezuela, por ejemplo.
Pero fue La Quintica, en el pueblo de de Los Baños donde,  durante 4 años, se experimentó con la mejor música popular bailable hecha en el país en 50 años de cierre absoluto, a través de la amenización de tardes dominicales que, para mi que las disfruté, no solo irrepetibles, sino inigualables…

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