Por Andrés Pascual
Hoy leí que George Soros (apodado The Puppet Master), el supermillonario y “carismático” húngaro (21 billones), que se naturalizó americano, ha sido uno de los propulsores de “la democratización” del Este europeo.
Fue en una entrevista que le hiciera Alicia González, periodista del País español, en una de las residencias del ex “especulador-filósofo” en Estados Unidos.
Soros, según la entrevistadora, contribuyó mucho más que generosamente al despertar de aquella parte del mundo, sobre todo por ser magyar.
Y lo califica de “carismático”, condición atractiva de la personalidad en la que confluyen muchas facetas del carácter y del temperamento del individuo, pero no pudo encasillarlo como “amante de la democracia”, porque su apoyo a la tiranía castrista, de la que es el palo mayor por su “ayuda desinteresada” y por el cabildeo favorable a esta, lo impiden.
También ha sido un colaborador decisivo con la
esencia antiamericana mediante el apoyo a Obama. Vamos, un reaccionario de izquierdas con pompa y dinero capitalista, devenido filósofo del debilitamiento del euro y de la crisis europea, un soberbio ejemplar de Builderberger.
Si algo tiene el público americano que vota, sobre todo el femenino, es atender a detalles que no deberían pesar ante algo tan peligroso como elegir a un presidente, tal el “look”, es decir, si es bonito o feo, alto o bajo, simpático o pesado, elegante o chambón…O si es o no carismático, como Obama, incluso Castro durante 50 años.
La palabrita realmente la utilizan los liberales para alejar de los mortales comunes y corrientes a quienes les simpatizan, más por ideología o porque les gustan sexualmente, que porque tengan en cuenta la capacidad y la voluntad de trabajar por el país que dirigirán, sin importarles ni la facultad ni el poder ni la intención de destruirlo.
Hembras insatisfechas cubanas vitorearon durante mucho tiempo al tirano de Birán desde el funesto 1ero de enero de 1959, igual que legiones lo hacen aquí por el Califa de la Casi Blanca.
Solo tiene que observar cómo se derriten las de The View, sean o no lesbianas, cuando hablan de Obama, para que entienda bien qué significa carisma en cierto sector de las sociedad.
Sin embargo, lo carismático en Soros, por ejemplo, no llega a tanto en su patria adoptiva: viste ropa cara, pero está
viejo y feo, por lo que ni lo mencionan ni lo tienen en cuenta como a alguien de más poder que Obama en la contribución a sostener el antiamericanismo rancioso del partido demócrata, por demás, comunista encubierto.
Hoy leí que George Soros (apodado The Puppet Master), el supermillonario y “carismático” húngaro (21 billones), que se naturalizó americano, ha sido uno de los propulsores de “la democratización” del Este europeo.
Fue en una entrevista que le hiciera Alicia González, periodista del País español, en una de las residencias del ex “especulador-filósofo” en Estados Unidos.
Soros, según la entrevistadora, contribuyó mucho más que generosamente al despertar de aquella parte del mundo, sobre todo por ser magyar.
Y lo califica de “carismático”, condición atractiva de la personalidad en la que confluyen muchas facetas del carácter y del temperamento del individuo, pero no pudo encasillarlo como “amante de la democracia”, porque su apoyo a la tiranía castrista, de la que es el palo mayor por su “ayuda desinteresada” y por el cabildeo favorable a esta, lo impiden.
También ha sido un colaborador decisivo con la
esencia antiamericana mediante el apoyo a Obama. Vamos, un reaccionario de izquierdas con pompa y dinero capitalista, devenido filósofo del debilitamiento del euro y de la crisis europea, un soberbio ejemplar de Builderberger.
Si algo tiene el público americano que vota, sobre todo el femenino, es atender a detalles que no deberían pesar ante algo tan peligroso como elegir a un presidente, tal el “look”, es decir, si es bonito o feo, alto o bajo, simpático o pesado, elegante o chambón…O si es o no carismático, como Obama, incluso Castro durante 50 años.
La palabrita realmente la utilizan los liberales para alejar de los mortales comunes y corrientes a quienes les simpatizan, más por ideología o porque les gustan sexualmente, que porque tengan en cuenta la capacidad y la voluntad de trabajar por el país que dirigirán, sin importarles ni la facultad ni el poder ni la intención de destruirlo.
Hembras insatisfechas cubanas vitorearon durante mucho tiempo al tirano de Birán desde el funesto 1ero de enero de 1959, igual que legiones lo hacen aquí por el Califa de la Casi Blanca.
Solo tiene que observar cómo se derriten las de The View, sean o no lesbianas, cuando hablan de Obama, para que entienda bien qué significa carisma en cierto sector de las sociedad.
Sin embargo, lo carismático en Soros, por ejemplo, no llega a tanto en su patria adoptiva: viste ropa cara, pero está
viejo y feo, por lo que ni lo mencionan ni lo tienen en cuenta como a alguien de más poder que Obama en la contribución a sostener el antiamericanismo rancioso del partido demócrata, por demás, comunista encubierto.
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