Por Andrés Pascual
El exiliado cubano, después que se le incluyó a la legalización el capítulo “refugio”, es el que no se “ajusta”, quiere decir que no “llena papeles” como “entrante económico”, definición que le da a este individuo el propio Servicio de Inmigración.
Durante 12 años antes de que se empezara a conceder el parole bajo auspicio de la Comisión de Ayuda a Refugiados de la ONU (1979), conocido como RESOLUCIÓN 207, todos los cubanos tenían que optar por el Ajuste Cubano, porque no había otra forma de legalizar la salida de Cuba.
Sin embargo, a partir de la recepción de grupos de presos y ex-presos bajo la condición de indultos durante 1978-79, la aplicación para “exiliarse” es clara, porque, de inmediato, sugiere la posibilidad de que cualquiera que llegué de Cuba tenga enfrente dos opciones: una para establecer el compromiso consigo mismo si abandonó Cuba porque “era perseguido o acosado”, que es la forma objetiva de imponer la Res. 207, o el que abandonó el país con la intención abierta y evidente de lograr mejoras económicas a veces; otras, porque este viaje se ha convertido en una moda de mal gusto, un movimiento de residencia como cualquier permuta de barrio o provincia dentro de Cuba.
Lo anterior lo explica el caso de tantos durante tanto tiempo diciendo que “allá tenían...”, por lo general, el para ellos equivalente de 25 millones invertidos en este país: “EL REFRIGERADOR LLENO DE CARNE”, símbolo del tipo maceta, rico, tal vez “godfather” con todas las necesidades cubiertas, pero que no puede justificar la razón lógica de por qué se decidió por la “perdida” tan grande en el cambio radical de “modo de vida”.
Entonces todos los “que llegan”, que no sean enviados a agitar o a apoyar actividades terroristas, que se fueron por alguna razón no relacionada con la CI del DSE, tienen la pòsibilidad de formar parte del exilio si se acogen a la Res. 207, que contiene ímplicitamente un obstáculo intencional para quien no sea verdaderamente un exiliado de moral y principios: NO PUEDE VIAJAR A CUBA...
Sin embargo, como cualquier detalle burocrático, esconde la trampa para confundir, porque, si bien al emigrado cubano de más o menos reciente edición le ponen la alternativa enfrente al momento de decidir la forma de legalizarse, no es menos cierto que el abrazo a la Res. 207 se cae una vez que decide convertirse en residente, porque los documentos “bajo palabra” o parole, cualquiera de ellos, desaparecen cuando el individuo puede residencializarse, en el caso cubano, posible a partir del año un día.
Por la razón anterior, la intención del viaje de “visita” a Cuba, que es la base del crecimiento de “la comunidá”, porque, si no pudieran ir o fueran regularizados en carácter realista no vendrían, es el impedimento por miedo para aplicar como refugiado el primer día, que legalmente dura justo el tiempo necesario hasta hacerse residente. Por supuesto, este individuo desconoce que esa oposibilidad, su único objetivo aquí, no se pierde ni aplicando como refugiado.
La única forma en que prevalece el carácter de refugiado político legalmente es si nunca opta por la residencia.
Claro, el concepto exiliado, que es de moral y principios, lo mantienen los muchísimos que se han hecho residentes, incluso ciudadanos durante 54 años y consta con un perfil bien definido: AYUDAR A LA TIRANÍA EN NADA, por lo tanto, en contra de las remesas, de las visitas, de las conversaciones, de los intercambios de cualquier tipo, de las concesiones depravadas al mismo que, quizás, acosó o abusó del individuo, que explica la causa del regreso y del apoyo al castrismo con “razones humanitarias”, porque “dejé a mi familia allá...” inaceptable moralmente por dejarla sola en la boca del león en vez de intentar derrocar a la horda, además de contribuir a la recuperación de la dictadura con un grado de egoísmo inaudito, ya que la gran mayoría no tiene familia “ajustada” ni posibilidades de resolver nada de esa forma... ni de ninguna otra.
En este sainete en que han convertido el argumento “exilio”, manipulando esa palabra en niveles de relajo, es común escuchar a una reportera de televisión pro-castrista desde el aeropuerto cuando cubre “la visita” de los VAN VAN, referirse a cualquier individuo que recibe a estos apóstatas militantes como “exiliado”; o en otra asignación, a alguien que viajará ese día a la Isla; o a los muchísimos que abogan contra el embargo y por las relaciones también.
Ahora un cineasta francés “vuelve a Cuba” con dicen que una película (antes lo hizo con un documental) cuyo guionista fue el nadie sabe cómo clasificarlo Nardo Padura, cronista de los bobos, locos y limosneros del barrio Mantilla ayer, hoy, narrador “de altos vuelos”.
http://www.elnuevoherald.com/2013/12/22/1641223/la-mirada-de-cantet-vuelve-a-cuba.html
Como que todo es una falta de respeto y una grosería generalizada, en el Nuevio Herald se arriesgan a manejar la palabra exilio, imposible cuando muchísimos enemigos de Cuba se relacionen con cualquier asunto que lo trate, uno de ellos, Leonardo Padura.
Yo, modestia aparte, no soy residente, mantengo mi parole 207 (FOTO) como ex-preso, única documentación legal de identidad que poseo.
Nunca me han presionado para que cambie mi conducta, porque soy exiliado de alma y de papeles, no le acepto a nadie que coloque a quien desee en mi terreno; en este carro viaja conmigo el que me dé la gana, asi de sencillo, por eso crítico todos los días a estos castristas encubiertos que llaman exilio a quienes forman parte de la primera línea de ayuda a la tiranía que me mantiene aquí sin posibilidades de ver mi patria otra vez.
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