EL REGRESO DEL JOE, capítulo II
Por Andrés Pascual
Se habla de un boicott a la NASA por su rechazo a los “científicos chinos”, pero nadie se compromete a verificar, asegurar y controlar si son investigadores o “miradores de hueco-espías”, que hay bastante experiencia con los “narras”, aunque, cuando el califa lo entienda, los impone y tal vez hasta les entregue una dirección sensible, “top secret”, de algún programa de la agencia.
México recuperó el estado que solo fue de ellos en propaganda antiamericana, la licencia de conducir a los ilegales le abre un capítulo nuevo y floreciente, que tratan de imponerlos como si fueran los dueños de verdad.
Como los negros no tienen la suerte que tienen los mexicanos de manipular la mentira de la propiedad sobre la tierra, se han creado la propia, primero a base de la lástima que inspiraron, todavía persiste, en blancos con mucho cargo de conciencia por lo que sufrieron los pobres a manos del Klan; entonces quieren al país completo con los anglos sometidos y van bien adelantados, porque los mexicanos tomaron California, pero ellos la Casa Blanca, la Media y el poderoso y corrupto partido demócrata.
¿Quién duda que Obama proponga a Irán para que presida la Comisión contra la proliferación de las armas nucleares de la ONU? Yo no, de este tipo hay que esperar cualquier cosa, por eso hay que estar preparado hasta para lo que todavía no ha elucubrado.
Joe volvió a justificar con Bush una propuesta: “si él pudo, ¿Por qué yo no?”
Quiere que se comercialice una medicina contra la diabetes hecha en Cuba… bien, del tipo se sabe bastante y lo que no se puede inventar sin miedo, que también es verdad.
Ahora ¿Quién está detrás de este títere? Porque no fue una genialidad de dialoguero estrella.
El tipo no es un hijo de puta cualquiera, sino un hijo de mala madre congresista americano, es decir, peor que Max Lesnick, que a fin de cuentas tiene como encargo molestar.
Joe García es solo comparable a Saladrigas, a Mas Santos y al propio Obama, principales opciones de jugada en el tablero que tiene la tiranía.
Detrás de las proposiciones con respecto a Cuba ninguna es honesta, ninguna decente, ninguna realmente humanitaria, de lo contrario ni optaran por arreglar los problemas de la tiranía con ellos mismos, que son quienes mandan allí, a base de diálogos o de propuestas que arreglen ningún problema que no componen ellos porque no les da la gana, porque en Cuba hay de todo: dinero y relaciones como para que el pueblo no pase hambre ni transite por calles con baches de medio metro, el único problema es el castro-comunismo en el poder, porque nadie puede hacerme creer que se pueda conversar con otro elemento que no sea de la nomenklatura para lo mínimo esencial.
Joe García es un perfecto hijo de puta, como la gente que lo liberó para sacarlo congresista con el recurso de la colonia colombiana sobre todo, la FNCA; es un corrupto bajo investigación y el Herald desapareció el seguimiento, pero conoce lo que se hable contra el castrismo, lo sabe todo, lo que pasa es que su interés y el de sus jefes está en ese bando.
Digo su interés, que no es el suyo propio, esta alimaña es un vocero de los que ya firmaron por adelantado leyes de intercambio comercial con la tiranía, para que Antonio juegue golf con palos de minerales especiales, para que Mariela continúe el “turisteo” internacional estilo Michelle cada dos meses, camuflado en doctas conferencias sobre sexo y para que esa abominable experiencia criminal perdure por siempre jamás y se expanda por toda América sin posibilidades de detenerla, para eso se mueve dentro de la comunidad colombiana, que saben que tienen la soga al cuello.
El Negador es una fuerza peligrosa contra el exilio y contra la libertad de Cuba, porque da la cara, sin embargo los peores son los están detrás y ponen el billete para lo que sea en pro de sus intereses oportunistas y sobre la base del sufrimiento de nuestro pueblo.
Al cubano que vote por Joe García, que todavía cotice con la Fundación, deberían fusilarlo, sin contemplaciones ni remordimientos, que más pruebas no necesita nadie.
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