Por Andrés Pascual
Hace màs de un año que escribí un artículo para Nuevo Acción titulado “Hombres de Castro en la disidencia”; precisamente, porque en aquel momento se produjo una proposición por un miembro excarcelado de la llamada Primavera Negra del 2003, de apellido Alvarez, parecida a la que hicieron desde la Isla “74 opositores” con respecto al embargo y a las visitas a Cuba sin restricciones para nadie.
Yo no tengo dudas de que entre la libertad de Cuba, los medios para lograrla y la unidad necesaria entre todos los que la reclaman existen intermediarios del castro-comunismo cuyo objetivos es impedirla…allá y aquí; propios y extraños.
No le creo a nadie, a estas alturas, que diga que propone como acto de buena fe la suspensión del embargo a la tiranía castrista. A fin de cuentas, aquella medida de 48 años no fue un abuso contra un inocente; sino un castigo a un ladrón que el tiempo y los acontecimientos convirtieron en un símbolo de la lucha contra la dictadura y un arma de la oposición, respaldada juiciosamente por el gobierno de Estados Unidos…
Para darle de comer al pueblo no se ha necesitado nunca del levantamiento de las sanciones ni para “cogerle un salidero a una gotera de un techo particular de hombres de a pie”, para eso se requiere amor por su país como dirigencia; voluntad de mejorar la situación económica y cesar la política, que nunca debieron iniciar, de reprimir al pueblo por la vía del hambre y del terror como canal de concentración de poder para eternizarse en el mismo tiránica y dictatorialmente; porque el castrismo se implantó en la Isla y sobrevive gracias a la combinación de hambre y terror impuesto a la población. En democracia, sin absolutismo criminal de grupo de poder ni sucesión familiar monárquica de mentalidad medieval, nunca hubieran existido las sanciones impuestas
Cuando en 1977 Barbara Walters cuestionó a Castro sobre lo beneficioso del levantamiento de las restricciones, el tirano se burló y le dijo que “…para comprar autos, no; para comprar cuchillas de afeitar, no; para invadir el país del consumismo nocivo, no…” y, sencillamente, esa política, que es vigente y se debe entender como la única posible al revés, creen los defensores de la suspensión del embargo que ocurriría si se practicara su tesis.
Lo otro que se tiene en cuenta, considerar al embargo como el tapabocas a la dictadura porque ya no habría justificación a los males, no es muy objetiva que digamos, porque esa tiranía siempre ha dicho lo que le ha dado la gana en la cara de todo el mundo, aun con pruebas incuestionables a la mano…o, ¿Acaso fusilar 3 inocentes que inentaron huir de ese infierno no es algo más grave que el embargo? Y el dictador, luego de un paquete de mentiras y justificaciones de cuanta violación del derecho civil existe, no solo lo presentó como un acto “revolucionario justo por la supervivencia de la Revolución”; sino que, por la vía de un documental de Oliver Stone para el mundo, lo reafirmó y colocó a varios implicados en plano de “autocríticos” contra su acción y a favor de la fe revolucionaria… ¿Cómo se tomó aquello; porque esos infelices solo pretendieron hacer lo que otros hicieron en 1994, autorizados por el propio Castro cuando la noria balsera? Como si con ellos no hubiera sido, sencillamente.
En los últimos días la dictadura antillana volvió al rejuego de convertir en una Torre de Babel a la oposición, sobre todo, al alimentar el enfrentamiento entre los que están allá contra los que estamos aquí; entre lo “viejo y lo nuevo” al producirse la llamada Carta de los 74 que, casi seguro, se sugirió desde el cómodo asentamiento de algún potentado “exiliado” con un amanuense en la Isla.
La única intención posible cuando se trata de dividir alrededor del embargo nace en la administración Obama hoy, como ayer lo fue en la de Carter o en la de Clinton y el objetivo que persiguen estos gobiernos demócratas, con algún apoyo republicano interesado, es el de controlar la riqueza económica del país con inversionistas, pero con el castrismo allí como capataz de esa gran finca, que no por gusto en las listas de reclamaciones a sus propiedades robadas hace 50 años, no aparece un solo cubano afectado: los castristas como capataces serían un negocio redondo que, para comenzar, no trae el lastre del sindicato independiente, así que ni compensaciones individuales por accidentes laborales entrarían en el compromiso entreguista.
Esta política es de total apoyo de ciertos cubano-americanos, de algunos “vida muelle” de por acá como Joe García, Jorge Mas Santos o Carlos Saladrigas, a quien señalan como la mentalidad gris no solo detrás de la carta de los 74, sino de varias proposiciones entreguistas muy peligrosas para la libertad de Cuba.
En estos días algunos comentaristas políticos poco objetivos o demasiado realistas en la acera equivocada, han sugerido que el asunto cubano debe quedar en las manos de quienes están allá, ¿Por qué? ¿Bajo cuál condición moral se desacredita al exiliado que, muchas veces, extinguió enormes sanciones carcelarias en la lucha por esa libertad que hoy le es negado hacer desde otro frente de batalla? ¡Ah! Pero el luchador ayer en las calles y montañas de Cuba y hoy desde el exilio, al que llegó desterrado, expulsado sin condiciones, es intransigente en su lucha, sin concesiones, sin paños tibios y eso, para los que no son verticales, es un obstáculo; ese es el problema que hay: intereses personales aunque haya que sacrificar la moral, el patriotismo y la vergüenza. Las circunstancias y el paso del tiempo demuestran que nadie puede luchar contra Castro dentro de Cuba si no tiene detrás, como fuerza motriz de todo tipo, al exilio.
La aplicación de la llamada Ley 88 o Mordaza es cruel; pero en 1978 Nicolás Riverón Fernández fue a prisión con 8 años de sanción porque dijo: “Cuba no se puede desarrollar sin Estados Unidos al lado” “Cuba es un satélite de la URSS” y “Aquí no se puede hablar”; cuatro años después, el anciano Florencio Rodríguez recibió cinco por decir “el pan de esta gente no hay quien se lo meta…”; otro anciano, Gabriel Soto Cuesta, de 76 años entonces y con cáncer en el esófago, fue sancionado a 9 porque expresó “ustedes no cumplen con lo que logró Jesús Menéndez porque el diferencial azucarero es del obrero y no son nadie para quitárselo”, yo leí esas sanciones en prisión y muchos que estamos aquí. Riverón está en Nueva York. Nada de eso era tan grave; ni si lo hubieran dicho por teléfono a un show de prime-time de Miami ni puesto en un blog ni creído por nadie en su momento ni reconocido hoy cuando se habla de la Ley 88 como si fuera el fin del mundo. Esa ley es injusta, pero, ¿Cómo se puede nombrar aquella que sancionaba a un infeliz por decir algo en su desesperación?
En el exilio no hay vida muelle para los luchadores, sí para las mentalidades adineradas que conceden y pretenden espacios de influencia a través de los cuales puedan repartirse una riqueza nacional que les queda grande. Vida muelle hubo en la disidencia ex oficialista como Espinosa Chepe (en la foto con Yoani, Macho, Espinosa Chepe... en La Habana), por eso se arrastran a los pies de los de aquí e, incluso, a los castrocomunistas aún y firman cartas, como ellos mismos, desprestigiadas… Antúnez no ha vivido la vida muelle, por eso se opuso ni Biscet…esos son la esperanza única de Cuba, digna de todo el crédito posible y están “allá adentro”
Aparentemente, el apoyo a los viajes de los americanos, que es una curiosidad sospechosa no solo porque han viajado los que quieren burlando la ley; sino porque todo el resto del mundo lo puede hacer y lo presentan como una “solución docente-ideológica a los problemas del pueblo”, lo relacionan con el llamamiento del Papa en La Habana consistente en “que el mundo se abra a Cuba” sin tener en cuenta la otra parte, “que Cuba se abra al mundo” para lo que no cuenta el pueblo, porque nada decide; pero lo grave y peligroso es que la propuesta es a Obama y tiene como objetivo encubierto no solo eso; sino restablecer relaciones plenas con el castrismo, apoyado un consenso de la población cubana favorable para cumplir con efectividad las palabras recientes del Sec. de Agricultura, quien dijo que “el exilio no sabe nada de Cuba”, exactamente la posición del mercenario de aquí y de allá que dice, por interés personal, “lo apoyo porque esa gente son los que sufren”, como si el exilio verdadero nunca hubiera sufrido el crimen y la represión.
¿Cuál es la razón del interés por el viaje del americano a Cuba? ¿Qué los negritos de Jesús María se sumerjan en las aguas más contaminadas del mundo buscando una peseta? ¿Acaso se cree que los americanos van a ser habilitados con una habitación de cada casa cubana como aula en la que enseñaran principios de economía capitalista y manuales de derechos humanos a toda la familia? ¿Cuál es realmente el objetivo que esconde ese apoyo más allá de beneficiar a un americano que, tal vez, nunca verían si no pueden ir a Cayo Coco?
El problema de las visitas de los americanos a Cuba lo veo como una falta de respeto; porque a Cuba vuelan diariamente miles de cubanos residentes en el exterior que llevan más que la peseta que tiraría el americano en la bahía como acto de circo limosnero; o que el chiclet y el Marlboro que, dudosamente, pueda regalar.
Pero por la parte más sensible, la de rescatar ideales perdidos por tantos años de imposiciones y de negación de la historia patria y universal a través del cuento sobre el modo de vida capitalista, ¿Cómo podría un americano expresar mejor algo relativo a lo malo que es aquello que un miembro de la familia que se fue con las manos vacías y, al año, regresa con muchísimo más de lo que dejó en calidad de ayuda única a sus penurias? Que también viaja con el ultimo juego de la NBA, de la Serie Mundial o de lo que hizo Kendry Morales en Anaheim en un compacto; con una olla Hitachi; o con gomas para una bicicleta, además, con todo el día y la noche para hacer el cuento de la situación real de aquí, en verdadero plan de instructor socio-político-económico y contando lo que paso en el barrio de al lado, que ellos nunca se enteraron, porque no tienen ni FOX ni Telemundo. O explicándoles quién es Yoani Sànchez a una familia en Pinar del Río, Camaguey o el reparto la Corea en San Miguel del Padrón que, según muchos que regresan de visitas, allá no tienen ni ideas.
El que pretenda imponer las visitas de americanos a Cuba como reflejo de lo que se puede lograr en democracia; o en carácter de ayuda popular; o como influencias a un cambio que del modo como lo piden sería en la forma de reprimir y explotar, no es más que un equivocado ante la realidad, que los debe haber en el grupo de los 74; alguien a quien utilizaron sin saberlo, que pudiera ser; o, como son la mayoría, espadones del castro-comunismo con reflejos en la Casa Blanca.
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