sábado, 14 de diciembre de 2013

¡UN PASO MÁS Y LLEGAMOS? ¿A DÓNDE?




Por Andrés Pascual

Un Nuevo promotor intenta "arar en el mar", que es como debe interpretarse tratar de poner al Miami de hoy en el mapa boxístico de la Costa Este de Estados Unidos ¿Cuántos intentos se han hecho en 24 años que resido aquí? Muchos, no tengo un número, pero han sido los suficientes como para poner en duda el éxito de la buena intención.

Iván Feris, presidente de Pintoso Box, sin embargo, se queja por algunos contratiempos que entiende como causas incidentes en el poco éxito de la velada boxística en la ciudad; incluso destapó una olla que nadie imaginaba, por lo menos yo, salvo sus apoderados, trainers y gente del inside, que pudiera ser un elemento de importancia en el fracaso actual: “los cubanos no quieren pelear entre ellos...”

En primer lugar, no es en este lado del país que se encuentra el público capaz de “hacer taquilla” por el pugilismo, sino del otro, donde reside la mayoría de los emigrantes mexicanos o sus descendientes.

El símbolo del boxeo de ayer es sino un local que ni está en el lugar donde se efectuaron las más grandes batallas del ring en los anales del pugilismo.

Considerada una vez como la Catedral de Fistiana, hoy casi un “ítem” de memorabilia, ni el MSQ es el Templo moderno del deporte ni las circunstancias alrededor lo pudieron soportar con gallardía.

No la Catedral, sino el antro lúgubre, lleno de vicios y contradicciones para servir de plaza al pugilismo, Las Vegas sustituyó por intereses tan ricos financieramente como bajos en lo moral al Garden... increíble pero cierto, que en el centro internacional del juego, peligroso vicio social instituido con todas las de la ley, se ocupen de la velada que debería estar a miles de millas de allí, porque su decisión descansa en el veredicto judicial de gente que pueden ser manipulados por intereses tan turbios como poderosos; a las ódenes (y los beneficios) del centro internacional de apuestas para no reventar la banca, yo no lo dudo por lo rutinario que resulta levantarle el brazo al que nadie vio ganar, tal vez el 40 % de las veces que se declara vencedor por decisión de un pleito a un pugilista.

Miami no tiene público para el beisbol ni para el boxeo, porque el castro-cubano no tiene como interés prioritario de entretenimiento ninguno de estos deportes; sino al balompié, representante del éxito de la horda en el cambio a la fuerza de la personalidad de quienes nacen allá, como imposición ventajosa en cuanto a pasar a segundo plano a los dos deportes símbolos de la República, por lo tanto de la idiosincrasia y la identidad nacional.

Entonces concebir el programa a base de cubanos es un fracaso, porque no existe la mentalidad cubana; además, el crecimiento de otras comunidades, posiblemente iguale o supere a la de origen cubano, sin embargo, tampoco demuestran interés por el boxeo, sobre todo los suramericanos, que no son grupo ni reducido en las carteleras de la ciudad.

Se habla de que en Miami no hay ídolos locales, pero, una vez entendido que tampoco existe el “público local”, pues ni el viejo concepto puede ser tomado en cuenta como factor atractivo para el promotaje:

http://comunicadorhispano.com/m/blogpost?id=6609406%3ABlogPost%3A7286

El público de esta ciudad de origen cubano nuevo y el de cualquier otro pueblo, no se caracteriza por responder a los intereses de la ciudad en que vive, sino de La Habana, Caracas, Bogotá, Managua... su dinero no lo invierte aquí, sino lo envía a sus países, en el caso del castrista de la “comunidad económica cubana en el exterior”, como contribución al diezmo obligado o encubierto en “ayuda y visitas humanitarias”.

Este tipo de cubano puede estar hablando sandeces 100 años sobre boxeo, pero no se va a gastar un medio en asistir a la cartelera.

Existen diferencias con respecto a la Cuba de antes, al cubano y al Miami de hoy: para llenar el Trejo los sábados no tenía que estar en turno un batallón de las estrellas nacionales de la época, incluso ni una, los reclutas venían con sus condiciones, apoyados por el barrio y precedidos de un trabajo de prensa milimétricamente exacto para hacer exitoso ante el mundo el fanatismo de la ciudad y del país.

Aquí no hay nadie capaz de hacer para Miami lo que para Armando Alejandre hizo en La Habana de "antes" René Molina, o lo que César Temes para Cuco Conde... con respecto a esta localidad propiamente, no se puede soñar con otro Hank Kaplan.

La prensa de Miami es la continuación del fanático que llega de Cuba: informa sobre el “emigrado”, lo sigue, pero no tiene elementos de juicio ni para proponer cambios en las relaciones prensa-promotaje, que ayuden al deporte y a ellos mismos; entonces se contentan con asistir a la inefectiva “conferencia de prensa”, meterse un par de croquetas y “Dios en el cielo y prosperidad en la tierra” y a elevar las posibilidades de quienes le sugieran los que quizás le paguen “aparte” por el favor.

Por lo general no le da seguimiento al boxeo, sino al atleta cubano "desertor" y al trainer cubano de reciente edición, sobre todo quedadito o "enviadito", con interés enfermizo en “el otro que llegó ayer por México”, ni la intención de incorporar al debate al público de otro pueblo, tan necesario para el éxito de la disciplina como el propio antillano, cuyo objetivo nunca será la ciudad, por lo que siempre serán postizos.

Si encima de los problemas que afronta el boxeo se toma en consideración que ninguno de los pugilistas cubanos de cartel actúan en la ciudad, incluso que nunca se abren sus campos de training, por lo menos una vez a la semana, para que el público general disfrute de su preparación y se familiarice con el atleta, con entrada a precio módico ¡Figúrese!

Para rematar, los cubanos “no quieren pelear entre ellos...” ¿Quién está detrás de esta decisión, que no puede existir porque reciben dinero por boxear? ¿Cómo no se argumenta lo suficiente para que entiendan el daño que se hacen por lo poco que boxean y que le hacen a la localidad, que no se familiariza con ellos? ¿Cuándo razonaron así contra Sagarra, contra Roque o contra Acebal, es decir, contra la tiranía? Esta actitud es hija del apoderado y del entrenador, en estrecho contubernio quién sabe con quiénes y sin tener en cuenta para nada la necesidad de Miami para que se recupere un poco el pugilismo, ahora, óigalos quejarse...

Sin embargo, hay detalles, para que dos cubanos se enfrenten deben estar ranqueados, en el mismo peso y fallados por la organización regente del rosario que hay, eso, también juega.

Deifinitivamente, si no se atiende al público no cubano y se le convierte en “local para ídolos también locales” que nadie ve, será muy difícil que la ciudad alcance ni la cuarta parte del nivel y la importancia en la que puso al pugilismo el Maestro de Maestros Hank Kaplan, con el GYM de la 5ta de Miami Beach y Cris y Ángelo a toda máquina detrás que, como detalle de interés, se elevó al firmamento con peleadores cubanos exiliados.

Parte del problema para rescatar el interés por el boxeo en la ciudad, que proceda con suficiencia al éxito económico sobre la pérdida obligatoria a que parerce condenado, es que no hay un solo Jefe de Prensa y Relaciones Pública que sepa ejecutar este trabajo como “Dios y la salud de un casi muerto exigen...”












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