AGUSTIN LARA, MIGUEL MATAMOROS Y UN "PRESENTADOR" DE LA TELE CASTRISTA
Por Andrés Pascual
(tomado de Nuevo Acción, 3-8-2008)
En 1970 un comando de Alpha 66 "secuestró" a 4 supuestos pescadores de una flotilla de la tiranía. Para dar a conocer el hecho, el dictador convocó a la Plaza que una vez fue cívica a medio mundo en Cuba.Allí declaró que vendrían a buscarlos si era preciso; claro, no fue necesario que justificara esa mentira prepotente, pues los pescadores fueron puestos en libertad bajo presión de las autoridades norteamericanas y los soldados de Alpha juzgados y sancionados, uno de ellos, Jesús La Rosa, es mi amigo.
Sin embargo, aquella concentración tuvo como objetivo darle a conocer "al pueblo" que la tan cacareada zafra de los 10 millones no fue.
Castro siempre creó situaciones de extremo peligro bélico para la población para dar a conocer sus verdaderas intenciones, a tal efecto, se debe recordar que la declaración de socialismo en Cuba la hizo en el discurso en el cementerio de Colón durante el sepelio de los muertos por los bombardeos a los aeropuertos por aviones de la 2506 y a solo horas de la invasión, cuando la gente reaccionó a lo verdaderamente peligroso, ya hacía más de 24 horas que lo había dicho: "esta Revolución es socialista..."
En 1970 falleció en México el músico Agustín Lara y la revista Bohemia comunista le dedicó mas de 8 páginas con fotografías al deceso, totalmente incompatible con la política de propaganda del régimen a través de los medios.
Se contó que hubo amonestaciones contra los dirigentes de la publicación y nunca se supo la razón por la que la dirección entonces del semanario -creo que era Enrique de la Osa-, se arriesgaron a publicar un reportaje que, para la políitica partidista, era considerado subversivo y entraba en los canales del llamado "diversionismo ideológico", ni más ni menos que el nombre dado a la conducta que pretende esclarecer situaciones engañosas de la tiranía y que ellos identifican con "contrarrevolución", pero como "diversionismo ideológico" también tratan las posiciones que muestren aspectos de gusto juvenil como la música o de alcance total como la farándula y el deporte profesional, sobre todo beisbol y boxeo.
Pero, cuando en 1971 falleció en Santiago de Cuba el insigne músico cubano Miguel Matamoros, la revista se arriesgó otra vez y publicaron un reportaje de 10 páginas con fotografías en el que reseñaron la historia y el sepelio del inmortal fundador del trío. Esa vez "rodaron cabezas..."
Con la lectura del informe al Primer Congreso de Educación y Cultura en 1971, Castro se encargó de poner las "cosas en orden" para futuros deslices con el "diversionismo ideológico", al reactivar la política represiva contra el arte y los medios planteada por el mismo 10 años antes en la Biblioteca Nacional frente un grupo de intelectuales y artistas y que se conoce como "Palabras a los intelectuales", que hizo expresar en la propia reunión al dramaturgo Virgilio Piñera el tétrico epitafio a las libertades creadoras: "Comandante, siento miedo..."
Pero hace poco, acaso porque en realidad la tiranía ha logrado confundir a una parte de la población en Cuba con la engañosa proposición del asesino y sucesor Raúl Castro de que "hacen falta cambios", un canal de la televisión castrocomunista transmitió la boda de un presentador del programa musical conocido como "Expreso" en la que, incluso, se cantó el Ave Maria, de poca importancia por la reafirmación del contubernio entre la iglesia en Roma y dentro de Cuba con la dictadura.
Luego eso no fue lo que determinó la respuesta oficialista de suspensión del programa de forma definitiva y del presentador hasta ver "que haremos con él".
En Cuba no hay cambios, no los puede haber, porque puede, mover el espectro hacia la demolición del aparato criminal que se adueñó del alma y del cuerpo del pueblo cubano por la mas bestial de las fuerzas y una caída de ese sistema traería la revancha que tanto odio contiene, por lo que esos asesinos no están dispuestos a "poner el muerto" ni a perder sus status de "nueva clase" con el mas absoluto poder tanto político como financiero.
No, el que Raúl Castro pretenda convertir a Cuba en un "santuario para homosexuales castristas" a través del controvertido cabildeo de su hija Mariela; el que en Cuba se pueda "trasvestir", casar y practicar libremente el sexo homosexual no se puede ver como un espacio a tener en cuenta en el capitulo de "cambios", primero, porque ese no es el tipo de política que, si bien encaja en el espacio de una libertad de conducta personal, no se impone como de cumplimiento obligatorio para todos los cubanos y, segundo, porque la única posibilidad de acceder, aun los homosexuales, a una realidad evidente y no engañosa de sus circunstancias, es con la total liberación del yugo castrocomunista que asfixia la nacionalidad tanto como al indíviduo.
Increíblemente, se equivocó también el presentador de marras que, con seguridad, también era comunista. Por tal razón creyó en la palabra maldita que se inventó Raúl Castro para confeccionarse una imagen de diferencias moderadas, aunque engañosas con su hermano: "cambio".
Como buen comunista que quizás "era" el presentador, pues fue de los últimos en enterarse que allí, con esa horda en el poder, nunca nada cambiará.
Sin embargo, cuando llegue a Miami -porque seguro vendrá por las vías que usan estos elementos-, vamos a ver qué cuento trae, qué lamento y qué posición de principios va a plantear que convenza de que no llegó aquí porque "le pisaron un callo". De primera y mano, la respuesta del régimen por su boda es, evidentemente, "un pisoteo"; pero del capitulo "derechos civiles del ciudadano"
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