Por Andrés Pascual
Hasta libros se han escrito sobre el proceso “consolidación de la Revolución”, insolencia aparte, no me he tomado el trabajo de leer ninguno hasta hoy, mucho menos intentos de ex comunistas “traidores” de toda la vida sirviéndole a la tiranía, o de infiltrados que tratan el tema en blogs, periódicos, radio o televisión en Miami, cuyo objetivo es enredar el lenguaje con rebuscamientos que no pueden encasillarse en “culterano” de Góngora para complicarle la asequibilidad al lector u oyente que, muchas veces, en medio de la confusión, los acredita categoría 5 por el rutinario: “¡Cómo sabe ese hombre…!”
Una cosa es real: EL PROTAGONISMO OPORTUNISTA ES PAN CALIENTE EN TODOS ESTOS DIALOGUEROS, HÉROES DE “BORRÓN Y CUENTA NUEVA” POR OBRA Y GRACIA DEL CASTRISMO, QUE NUNCA LOS LESIONÓ COMO HICIERON CON QUIENES RECHAZAN COMO CASTRO-COMUNISTA CUALQUIER INTENTO POR “CONVERSAR” CON FANTASMAS Y TRAIDORES.
La pacificación forzada del cubano la inició Castro con los fusilamientos y las enormes sanciones (cumplidas) que hace rato no se ven; sin embargo, la actividad a base de consignas guerreristas diarias de 54 años por la “defensa ante el ataque imperialista” o por la política de intervención mercenaria, que ha obligado a una parte considerable del pueblo a “estar preparado” con el training militar incluido, lo califica para el capítulo de población educada para matar, lo mismo en Angola que a un joven en la escuela, que a un opositor en su casa, que a alguien que quería abandonar el país, que a un religioso en el templo.
Con instructores clásicos en el oficio de asesinar, de reprimir, como Che Guevara y toda la nomenklatura, el trabajo ha sido perfectamente ejecutado y facilitado con la ayuda de la familia cubana que entregó los hijos por oportunismo de barriga, por miedo al retiro de la patria potestad o por militancia o simpatía “irreductible”.
La doctrina escolar resultó “el acabado” en la formación de ese monstruo que no es cubano sino a medias, para el que la propia tiranía encontró un nombre insuperable, “EL HOMBRE NUEVO”.
La historia de Cuba es ambivalente alrededor de 6 palabras: PACTO DEL ZANJÓN para pusilánimes, cobardes, oportunistas y entreguistas, o PROTESTA DE BARAGUÁ para valientes, intransigentes y patriotas que han puesto sus vidas en función de la independencia de Cuba y del individuo que lo merezca. Hasta hoy, no existen terceras posiciones.
Castro logró consolidar, porque, durante los sesentas, utilizando decretos contra la moral y las libertades civiles, dividió a la población en buenos, los de él, y malos, los que se oponían y rechazaron las imposiciones, facilitándosele el control y la vigilancia del ciudadano “apático o desafecto”.
Detalles como el uniforme de miliciano para maestros y maestras o la prohibición taimada de la práctica religiosa fueron algunos de los aspectos que crearon los grupos por medio de los que puso en oposición a la población de forma total.
Como extensión de la gran traición para favorecer al castrismo, especie de golpe de gracia con efecto retardado, los americanos firmaron la Ley de Ajuste Cubano, que limpiaría de polvo y paja el camino de “contrarrevolucionarios”, algo que, analizado con justicia, no pudo concretar sino en el 80 % de lo proyectado, aunque buen número para liquidar la raíz de lo cubano.
Pero el Castro del 1ero de Enero de 1959 no fue visto como el Mesías salvador del atropello efectuado por el Indio Naborí con MARCHA TRIUNFAL, de Darío, porque su personalidad de bandido la conocía mejor que nadie el Partido Ortodoxo, sino como el elemento que iba a darle cabida efectiva al desborde de envidia y bajas pasiones del estrato social moralmente bajo del país, que siempre son la mayoría.
Eso lo leyeron en “las barbas y en las melenas” de la mayoría de los pandilleros del 26-7, ladrones y criminales que asaltaron el poder sin esfuerzo por la ayuda americana en contubernio y de los que estaban esperando para gozar las intervenciones, los fusilamientos o, como los negros, que habían sido mayoritariamente batistianos, por el certificado de “la fuerza moral”, aunque en lo económico no recibieran nada acorde con el esfuerzo de servir, desde el primer día, de carne de cañón contra el ciudadano cuando fuera y donde fuera.
Por eso hubo tan pocos negros integrados a la lucha violenta contra el castrismo durante los primeros 8 años de tiranía, cuando los fusilamientos y la salvaje prisión política se pusieron en marcha como parte fundamental de “la consolidación”.
Todo el mundo sabía que, si se hubiera podido emplear a la población negra un minuto del período 1959-65, eso era lo que duraba el castrismo, pero el tirano pudo manipular (lo único brillante que ha hecho) los sentimientos racistas de blancos y negros hasta oponerlos abiertamente y ganó la partida cuando fue capaz de reconocer y estimular el revanchismo de los negros a su favor.
Tanto hizo en contra de la unidad nacional anticastrista, que el desplazamiento de su pésimo beisbol hacia todas las provincias inició el odio ciego y vicioso regional entre La Habana y Oriente, provincias que no pueden estar en guerra fratricida si se pretende liberar a Cuba, precepto obligado del ideario mambí.
Además de entregarse al núcleo directriz del Pacto de Varsovia, a fin de cuentas, el mejor aliado para el objetivo de enraizar y fortalecer la dictadura que logró, porque los americanos de aquellos años tenían como tendencia inaceptable preguntar a menudo por “elecciones libres”.
Esa situación con respecto a los negros influyó en que nunca tuvieron una participación relevante en la lucha sino, curiosa y extrañamente, hoy, por voluntad rara de última hora o por órdenes de la tiranía, copan los grupos frágiles ideológicamente del ghandismo opositor, sobre todo, más extraño desde que la flexibilidad americana se convirtió en entrega al castrismo, al extremo de que comparten el ideario marxista con la tiranía. Por eso tampoco han tenido un número alto de refugiados políticos sino hasta hoy, de elementos de “la comunidad económica cubana en el exterior” y no me refiero a todos los negros cubanos, pero la mayoría han actuado así.
Ni durante el período especial ni por los trabajos en hoteles de inversionistas españoles que provocaron quejas sobre racismo, hay justificaciones para que se produzca un boom opositor sepia en Cuba, porque no hay más racismo que durante 40 años previos… y el llamado apartheid es contra el mestizo, contra el negro y contra los pocos blancos que quedan.
La población nacional está formada por 4 grupos políticos diferentes, algunos de ellos relacionados entre sí más o menos estrechamente: los criminales que se mantienen en Cuba sin poder oficial ni participación opositora disidente; los criminales que se integraron a los grupos disidentes y tienen poder oficial, algunos como infiltrados y todos por el apoyo internacional; los que nunca fueron criminales ni oficialistas y quizás pertenezcan a grupos de oposición algunos, en este grupo se incluye al decepcionado, cuyo pensamiento muchas veces giró alrededor de la intervención americana para liberar a Cuba que, si hoy pronuncia el nombre de EUA, es porque anhela en silencio la bomba atómica que desaparezca al país del mapa, pero está convencido de que no hay la mínima posibilidad de salvación nacional ¿Nunca se lo escuchó a un trabajador o a una ama de casa que, indefensos, no sabían qué cocinar ese día? Y la tiranía, que controla, apoya y divide a quienes entienda, sin importarle los llamamientos a diálogos que ni busca ni necesita.
Oscar Peña, aka “QUIJOTE EL DE LOS DERECHOS HUMANOS”, calificado por la tiranía como “el más prometedor miembro del partido", posible futuro ministro que se perdió “durante aquellos años de entusiasmo y fervor revolucionario” en Alamar, parece que está perdiendo la mente, porque acaba de publicar un material en el Nuevo Herald en el que propone varias de sus peligrosas estupideces con el objetivo de molestar al exilio, en el que pretende educar a la población de la Isla en rudimentos semánticos.
El “opositor a la libertad de Cuba” dice que, gracias a la señal de la web, que llega a la Isla de forma… que genera muchos más lectores del Herald y lo consigna sin la fuente, pues se posibilita que los dulces guerreros de la paz y la concordia con la tiranía lean el libelo para que conozcan a qué atenerse en cuanto a la política castrista de la doctrina histórica de perdedores sometidos.
http://www.elnuevoherald.com/2013/10/24/1598636/oscar-pena-a-lector...
Peña quiere que la gente crea que hay muchos más con internet, por lo menos es lo que sugiere, con lo que se opone a Gloria, a Chirino, al Huelguero y a Yoani, que dicen que el sistema lo utilizan los mismos: ellos, sus jefes en la nomenklatura y los descendientes de los jefes.
Sin embargo, tal vez el tipo esté haciéndole un mohín a la nueva dirección del libelo, porque pudiera haberse enterado de que, por inefectividad en Cuba de lo que dice y como contribuyente prescindible a granjearle el odio a la sucursal de Granma entre el exilio, además de la ninguna simpatía que tiene ni entre los castristas, va y lo botan entre los primeros de la purga que casi seguro habrá.
Hasta libros se han escrito sobre el proceso “consolidación de la Revolución”, insolencia aparte, no me he tomado el trabajo de leer ninguno hasta hoy, mucho menos intentos de ex comunistas “traidores” de toda la vida sirviéndole a la tiranía, o de infiltrados que tratan el tema en blogs, periódicos, radio o televisión en Miami, cuyo objetivo es enredar el lenguaje con rebuscamientos que no pueden encasillarse en “culterano” de Góngora para complicarle la asequibilidad al lector u oyente que, muchas veces, en medio de la confusión, los acredita categoría 5 por el rutinario: “¡Cómo sabe ese hombre…!”
Una cosa es real: EL PROTAGONISMO OPORTUNISTA ES PAN CALIENTE EN TODOS ESTOS DIALOGUEROS, HÉROES DE “BORRÓN Y CUENTA NUEVA” POR OBRA Y GRACIA DEL CASTRISMO, QUE NUNCA LOS LESIONÓ COMO HICIERON CON QUIENES RECHAZAN COMO CASTRO-COMUNISTA CUALQUIER INTENTO POR “CONVERSAR” CON FANTASMAS Y TRAIDORES.
La pacificación forzada del cubano la inició Castro con los fusilamientos y las enormes sanciones (cumplidas) que hace rato no se ven; sin embargo, la actividad a base de consignas guerreristas diarias de 54 años por la “defensa ante el ataque imperialista” o por la política de intervención mercenaria, que ha obligado a una parte considerable del pueblo a “estar preparado” con el training militar incluido, lo califica para el capítulo de población educada para matar, lo mismo en Angola que a un joven en la escuela, que a un opositor en su casa, que a alguien que quería abandonar el país, que a un religioso en el templo.
Con instructores clásicos en el oficio de asesinar, de reprimir, como Che Guevara y toda la nomenklatura, el trabajo ha sido perfectamente ejecutado y facilitado con la ayuda de la familia cubana que entregó los hijos por oportunismo de barriga, por miedo al retiro de la patria potestad o por militancia o simpatía “irreductible”.
La doctrina escolar resultó “el acabado” en la formación de ese monstruo que no es cubano sino a medias, para el que la propia tiranía encontró un nombre insuperable, “EL HOMBRE NUEVO”.
La historia de Cuba es ambivalente alrededor de 6 palabras: PACTO DEL ZANJÓN para pusilánimes, cobardes, oportunistas y entreguistas, o PROTESTA DE BARAGUÁ para valientes, intransigentes y patriotas que han puesto sus vidas en función de la independencia de Cuba y del individuo que lo merezca. Hasta hoy, no existen terceras posiciones.
Castro logró consolidar, porque, durante los sesentas, utilizando decretos contra la moral y las libertades civiles, dividió a la población en buenos, los de él, y malos, los que se oponían y rechazaron las imposiciones, facilitándosele el control y la vigilancia del ciudadano “apático o desafecto”.
Detalles como el uniforme de miliciano para maestros y maestras o la prohibición taimada de la práctica religiosa fueron algunos de los aspectos que crearon los grupos por medio de los que puso en oposición a la población de forma total.
Como extensión de la gran traición para favorecer al castrismo, especie de golpe de gracia con efecto retardado, los americanos firmaron la Ley de Ajuste Cubano, que limpiaría de polvo y paja el camino de “contrarrevolucionarios”, algo que, analizado con justicia, no pudo concretar sino en el 80 % de lo proyectado, aunque buen número para liquidar la raíz de lo cubano.
Pero el Castro del 1ero de Enero de 1959 no fue visto como el Mesías salvador del atropello efectuado por el Indio Naborí con MARCHA TRIUNFAL, de Darío, porque su personalidad de bandido la conocía mejor que nadie el Partido Ortodoxo, sino como el elemento que iba a darle cabida efectiva al desborde de envidia y bajas pasiones del estrato social moralmente bajo del país, que siempre son la mayoría.
Eso lo leyeron en “las barbas y en las melenas” de la mayoría de los pandilleros del 26-7, ladrones y criminales que asaltaron el poder sin esfuerzo por la ayuda americana en contubernio y de los que estaban esperando para gozar las intervenciones, los fusilamientos o, como los negros, que habían sido mayoritariamente batistianos, por el certificado de “la fuerza moral”, aunque en lo económico no recibieran nada acorde con el esfuerzo de servir, desde el primer día, de carne de cañón contra el ciudadano cuando fuera y donde fuera.
Por eso hubo tan pocos negros integrados a la lucha violenta contra el castrismo durante los primeros 8 años de tiranía, cuando los fusilamientos y la salvaje prisión política se pusieron en marcha como parte fundamental de “la consolidación”.
Todo el mundo sabía que, si se hubiera podido emplear a la población negra un minuto del período 1959-65, eso era lo que duraba el castrismo, pero el tirano pudo manipular (lo único brillante que ha hecho) los sentimientos racistas de blancos y negros hasta oponerlos abiertamente y ganó la partida cuando fue capaz de reconocer y estimular el revanchismo de los negros a su favor.
Tanto hizo en contra de la unidad nacional anticastrista, que el desplazamiento de su pésimo beisbol hacia todas las provincias inició el odio ciego y vicioso regional entre La Habana y Oriente, provincias que no pueden estar en guerra fratricida si se pretende liberar a Cuba, precepto obligado del ideario mambí.
Además de entregarse al núcleo directriz del Pacto de Varsovia, a fin de cuentas, el mejor aliado para el objetivo de enraizar y fortalecer la dictadura que logró, porque los americanos de aquellos años tenían como tendencia inaceptable preguntar a menudo por “elecciones libres”.
Esa situación con respecto a los negros influyó en que nunca tuvieron una participación relevante en la lucha sino, curiosa y extrañamente, hoy, por voluntad rara de última hora o por órdenes de la tiranía, copan los grupos frágiles ideológicamente del ghandismo opositor, sobre todo, más extraño desde que la flexibilidad americana se convirtió en entrega al castrismo, al extremo de que comparten el ideario marxista con la tiranía. Por eso tampoco han tenido un número alto de refugiados políticos sino hasta hoy, de elementos de “la comunidad económica cubana en el exterior” y no me refiero a todos los negros cubanos, pero la mayoría han actuado así.
Ni durante el período especial ni por los trabajos en hoteles de inversionistas españoles que provocaron quejas sobre racismo, hay justificaciones para que se produzca un boom opositor sepia en Cuba, porque no hay más racismo que durante 40 años previos… y el llamado apartheid es contra el mestizo, contra el negro y contra los pocos blancos que quedan.
La población nacional está formada por 4 grupos políticos diferentes, algunos de ellos relacionados entre sí más o menos estrechamente: los criminales que se mantienen en Cuba sin poder oficial ni participación opositora disidente; los criminales que se integraron a los grupos disidentes y tienen poder oficial, algunos como infiltrados y todos por el apoyo internacional; los que nunca fueron criminales ni oficialistas y quizás pertenezcan a grupos de oposición algunos, en este grupo se incluye al decepcionado, cuyo pensamiento muchas veces giró alrededor de la intervención americana para liberar a Cuba que, si hoy pronuncia el nombre de EUA, es porque anhela en silencio la bomba atómica que desaparezca al país del mapa, pero está convencido de que no hay la mínima posibilidad de salvación nacional ¿Nunca se lo escuchó a un trabajador o a una ama de casa que, indefensos, no sabían qué cocinar ese día? Y la tiranía, que controla, apoya y divide a quienes entienda, sin importarle los llamamientos a diálogos que ni busca ni necesita.
Oscar Peña, aka “QUIJOTE EL DE LOS DERECHOS HUMANOS”, calificado por la tiranía como “el más prometedor miembro del partido", posible futuro ministro que se perdió “durante aquellos años de entusiasmo y fervor revolucionario” en Alamar, parece que está perdiendo la mente, porque acaba de publicar un material en el Nuevo Herald en el que propone varias de sus peligrosas estupideces con el objetivo de molestar al exilio, en el que pretende educar a la población de la Isla en rudimentos semánticos.
El “opositor a la libertad de Cuba” dice que, gracias a la señal de la web, que llega a la Isla de forma… que genera muchos más lectores del Herald y lo consigna sin la fuente, pues se posibilita que los dulces guerreros de la paz y la concordia con la tiranía lean el libelo para que conozcan a qué atenerse en cuanto a la política castrista de la doctrina histórica de perdedores sometidos.
http://www.elnuevoherald.com/2013/10/24/1598636/oscar-pena-a-lector...
Peña quiere que la gente crea que hay muchos más con internet, por lo menos es lo que sugiere, con lo que se opone a Gloria, a Chirino, al Huelguero y a Yoani, que dicen que el sistema lo utilizan los mismos: ellos, sus jefes en la nomenklatura y los descendientes de los jefes.
Sin embargo, tal vez el tipo esté haciéndole un mohín a la nueva dirección del libelo, porque pudiera haberse enterado de que, por inefectividad en Cuba de lo que dice y como contribuyente prescindible a granjearle el odio a la sucursal de Granma entre el exilio, además de la ninguna simpatía que tiene ni entre los castristas, va y lo botan entre los primeros de la purga que casi seguro habrá.
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