Por Andrés Pascual
A principios de los 80′s, 1983, el argumento de una película americana cuya intención fue pisotear la imagen del cubano en Estados Unidos, a través del comportamiento delincuente de un grupo que llegó por el Mariel imponiendo un estereotipo divorciado de la realidad histórica que, desde antes de 1959 se conocía aquí, causó un efecto peligroso en la juventud cubana dentro de la Isla: un criminal "expulsado" durante LA "NORIA SALVAJE", logra apoderarse de un imperio criminal a través de la extorsión, el chantaje, el asesinato y llega a dominar el circuito del Sur de la Florida en el negocio de las drogas.
Scarface es el nombre del filme y su villano Tony Montana, personaje que se convirtió en “superhéroe” para una población joven, sin límites de apreciación entre lo bueno y lo malo; es decir, entre lo legal y lo criminal.
Cuando un padre justifica la actitud delictiva del hijo con “de algo hay que vivir”, o al robo con el inocente “bisneo”, es que sucede este fenómeno. En Cuba no hay límites entre lo que es “bueno” y lo que es “malo”, la sociedad se sumergió en un pantano y emerge dentro de una selva sin leyes que controlen ni fase educativa que forme, el slogan es “sálvese quién pueda”, pero el mundo no es Cuba y ahí comienza el problema de imagen deteriorada acelerada de una Cuba desconocida desde hace 50 años.
Durante mi infancia en Cuba (los 50′s) nuestros héroes eran enlatados americanos, arquetipos justicieros sobre quienes se hacía hincapié en la lucha entre el bueno y el malo (Roy Rogers, cowboy ejemplo del buen ciudadano) o cubanos de radio como Leonardo Moncada, los 3 Villalobos, Kazán el cazador o Taguarí, enfrascados estos y otros en mantener segura a la población de villanos de alta peligrosidad.
En las escuelas, el comportamiento se imponía a partir de la imagen del profesor y se estudiaban sus causas y efectos por medio de la asignatura Moral y Cívica.
Cuando se creía que la decadencia, que la putrefacción social solo golpeaba a Cuba por la acción efectiva antisocial de la tiranía, en Estados Unidos se produce la más bestial autodestrucción por efectos de la contaminación de niñós y jóvenes a través de estereotipos subversivos degradantes, no solo con los personajes de videos y películas made in usa, sino por medio de novelas del sector latino, cuyo objetivo es engrandecer y reafirmar como machos, incluso justicieros, a la mafia de la droga que corroe a sociedades como Colombia y México.
El cubano “Hombre Nuevo”, que procede de una sociedad delincuente dirigida por una tiranía dictatorial también delincuente, tiene como paradigma al villano latino por excelencia, el personaje TONY MONTANA de la película relacionada con la población penal que arribó a Estados Unidos durante el éxodo del Mariel: Scarface.
Nada es casual, sino el simbolo de sociedades diezmadas por el mal ejemplo, originado en los errores e imposiciones de una educación muy a propósito, gobernada con el puño de hierro de criminales de todo tipo y de cualquier interés oportunista.
Como van las cosas, lo que queda es rezar, a ver si el SEÑOR nos sorprende confesados y no hay otra alternativa.
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